16/04/2024
05:26 PM

Fredy, el maestro que sufrió para vencer al dengue

Fredy Mejía es uno de los 8,380 hondureños atacados por los estremecedores síntomas del dengue.

No terminaba de salir con alta un paciente de dengue cuando otras personas pedían la camilla para acomodar a un pariente con los mismos síntomas de la enfermedad.

El ir y venir de los pacientes, las alarmas en horas de la noche y madrugada y la desesperación de los que cuidan de sus seres queridos contagiados de dengue son situaciones que en 24 horas se viven en cada rincón de la sala de medicina interna del hospital Mario Rivas, donde cada día el número de atendidos es mayor que el anterior.

Fredy Mejía, oriundo de La Paz y residente en la aldea San Francisco del Coyol, al oeste de Villanueva, llegó al Mario Catarino Rivas acompañado por María Madrid, su esposa, remitido de una clínica médica villanovense con sospechas de dengue grave.

Fredy compartió su testimonio y sus dolencias durante las 24 horas que un equipo de LA PRENSA fue testigo del drama que causa esta enfermedad.

Las ironías de la vida se ensañaron con Fredy, pues como maestro del Programa Hondureño de Educación Comunitaria (Proheco) ha enseñado a sus alumnos la importancia de la higiene y las medidas que se deben tomar al tener síntomas de dengue, pero terminó siendo víctima del Aedes aegypti, una de las 8,380 que ya se cuentan hasta hoy en todo el país.

Para Fredy es una enorme experiencia haber sido afectado por el dengue por primera vez.

Hoy en el proceso de recuperación está más convencido que nunca de que el combate contra el dengue es indispensable en todas las comunidades del país y que el problema de propagación es más cultural.

“Esto es algo que a nadie le deseo porque el malestar muscular y en los huesos es fuerte, constante y preocupante, ya que uno no puede ni caminar bien, se cansa rápido y el dolor de cabeza no permite ni mover los ojos y no digamos las altas fiebres”, explicó durante la tarde y noche del pasado martes, postrado en la camilla número 12 del pasillo.

Fredy ingresó al Rivas el martes a las 2:00 pm luego de recibir los resultados de su segundo hemograma practicado en la clínica desde la cual fue referido al Rivas por sus síntomas de gravedad. Sus plaquetas bajaron a 100 mil en dos días y no era para menos, el descenso fue acelerado por otras circunstancias. El conteo normal es de 150 mil a 400 mil.

El paciente, además de ser atacado por el Aedes aegypti la semana pasada, es un ciudadano especial, ya que hace más de cinco años su hermano Óscar le donó un riñón, por lo que fue necesario internarlo en el segundo hospital más grande del país.

María Madrid, esposa de Fredy y también maestra de primaria, agregó en la conversación que “hasta el médico de turno andaba con dengue en la clínica, lo que indica que nadie se escapa de esa enfermedad”.

Cada minuto en la camilla era una eternidad para Fredy y, aunque la compañía de su esposa era para él un alivio, había un vacío: su hija de cinco meses de edad estaba a decenas de kilómetros de distancia, en la aldea San Francisco del Coyol, en Villanueva.

Alrededor de las 7:30 pm del martes llegó la segunda visita médica del especialista y en sus informes llevaban los análisis de los otros pacientes sospechosos de dengue.

Mario Elvir, médico internista de turno, verificó los documentos con los que fue referido Fredy, notó el bajo número de plaquetas y continuó con su evaluación. “Aquí tenemos un caso especial porque él recibió un trasplante de riñón y los medicamentos que le recetaron en Alemania tienden a bajárselas y con el dengue más aún, pues vemos que son 100 mil en dos días y por eso él debe estar en la sala de nefrología”, explicó el doctor.

Al abandonar el pasillo, Elvir continuó revisando exámenes de otros pacientes, pero le dio órdenes a uno de los médicos internos que lo acompañaron en las evaluaciones para el trato especial de Fredy.

Poco antes de la medianoche, Fredy intentó dormir, pero le fue imposible. Solamente lograba de 15 a 20 minutos de descanso, pues el lamento en el pasillo de otros hospitalizados no le permitía reposar.

“Lo más que pude dormir fueron dos horas, tal vez porque tanta bulla de la gente no me dejaba, pero ya me trajeron al tercer piso y aquí voy a estar más tranquilo”. Al maestro del Proheco lo enviaron a la unidad de nefrología a las 9:45 am del miércoles luego de hacerle una radiografía de pulmones. El tratamiento para Fredy es especial por su situación renal. En dos días las plaquetas pasaban de 198 mil a 92 mil.

La sorpresa el miércoles por la mañana fue que sus índices habían subido momentáneamente, pero el personal médico, por órdenes del especialista, lo mantenía en observación. Ese día, su esposa tuvo que ir a cuidar a su hija de cinco meses, pero llegó Bertha Vallecillo, su suegra y a las 11:00 am lo acompañó su cuñado y compañero de trabajo, Lenín Madrid.

A esa hora, una de las enfermeras ingresó a la unidad de nefrología buscando a Fredy para entregarle la radiografía de pulmones que le hicieron una hora antes.

“Me hicieron esto para ver cómo estaban mis pulmones y allí verá el doctor qué más me van a dar de medicamentos”, expresó.

Pero otra vez el deseo de estar en su casa lo atormentaba. La vista se le perdía viendo la ventana de la habitación donde no le quedó más que acomodarse en la cama número 10.

“Llegué a pensar en lo peor con el dengue por el desvanecimiento y el frío que sentí”, narró con cierto temor por lo que podría haber pasado.

En las pláticas con Lenín, las preguntas sobre las clases en la universidad no podían faltar. El examen del sábado pasado fue problemático, pero Fredy es optimista y siente que, pese a haber asistido con fiebre, la nota será su recompensa en sus clases a distancia que cursa en la Unah-vs.

Antes de subir al tercer piso a la sala de nefrología, a Fredy le mencionaron los resultados de su hemograma más reciente, en el cual sus plaquetas tuvieron un incremento sustancial, pero para los médicos no es un alivio porque entre el quinto y el sexto día vuelve a bajar el número.

Elvir le había indicado que no se asustara porque, aunque le pueden subir las plaquetas, habría un momento en que bajarían más y por eso es recomendable continuar el tratamiento.

“Los médicos son los que saben y solo me toca esperar que me den de alta para ir a pasarla con mi niña”, dijo Fredy.

Afortunadamente para él y sus alumnos, la enfermedad lo atacó en la semana de receso que les otorgó la Secretaría de Educación a las instituciones de enseñanza públicas y espera volver el próximo lunes a sus labores con todas las energías.

El jueves a la 1:00 pm, Fredy estaba saliendo de su “calvario” con el dengue. Sus plaquetas subieron a 130 mil y con eso salía de la situación de peligro que lo mantuvo en cama una semana.