Solo en el municipio de La Masica, Atlántida, se reportan 15 centros educativos con daños graves producto del enjambre sísmico que comenzó el 10 de abril. Desde entonces, centenares de niños y jóvenes no reciben clases en las aulas.
Copeco declaró ayer inhabitables 49 casas y una escuela afectadas por los sismos que han sacudido al departamento atlántico.
Los inmuebles que ya no pueden ser ocupados son 37 en Esparta, 12 en La Masica y una escuela que ya no podrá operar: la José Trinidad Cabañas, en Las Delicias. “Unas casas quedaron con solo dos paredes o se cayeron del todo, ya no pueden ser utilizadas”, dijo el comisionado de Copeco, Lisandro Rosales.
Otras 122 viviendas sufrieron daños menores.
Retorno a clases
Las autoridades educativas informaron que el lunes se normalizan las clases en La Masica y Esparta.
El ministro de Educación, Marlon Escoto, y la titular de Salud, Roxana Araujo, supervisaron ayer los daños. La escuela José Trinidad Cabañas de la comunidad de El Diamante fue declarada no apta para seguir funcionando debido a que parte de la estructura presenta fisuras.
“Tenemos la responsabilidad de proteger a los niños del centro de Los Diamantes. Nos hemos comprometido a buscar un sitio más seguro”, anunció Escoto.
“Los alumnos han estado recibiendo clases en la calle y debajo de árboles. Esperamos que pronto se construya un edificio nuevo”, dijo el director Orlando Umanzor.
En esta comunidad, muchas casas fueron destruidas. El temor sigue latente en los pobladores, quienes les piden a las autoridades que no los olviden.
Geólogo alemán: “No sabemos cuánto tiempo durará”
“Algunos movimientos telúricos no son tan fuertes, pero debido a la cercanía de las casas causan bastante daño”, dijo el sismólogo alemán Wilfried Strauch, quien considera que la actividad que se ha registrado en municipios de Atlántida es “bastante peculiar”.
Los sismos que se han reportado no son terremotos grandes, sino un “enjambre sísmico” que no sabemos cuánto tiempo durará, ya que se puede extender varios meses o más de un año.
Considera que los constantes movimientos “son una situación muy difícil para las personas que viven en las zonas afectadas, ya que pasan en zozobra constante”.
Les recomendó a las personas que viven en casas de estructura débil dormir fuera de ellas y mantener a los hijos alejados porque en cualquier momento puede ocurrir un sismo de mayor magnitud.
