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Fernando Botero: 'no he pintado una gorda en mi vida”

  • 20 octubre 2012 /

El laureado artista colombiano sostiene que los pintores siempre han trabajado en “la exaltación de la vida”.

Fernando Botero, el más conocido de los artistas latinoamericanos en activo, cumple ochenta años y expone en Bilbao, España, ochenta de sus características obras amables, vitalistas y llenas de colorido.

El artista colombiano (Medellín, 1932) tiene un año loco con motivo de su ochenta aniversario y lo celebra con exposiciones, entre otros lugares, en su Colombia natal, México, Italia, Bilbao, Lisboa y Nueva York. Ocho grandes exposiciones sumará al final del año.

-Sesenta y cinco años pintando. ¿Cómo ha evolucionado su estilo?, porque incluso tuvo una época en la que pintaba figuras estilizadas.

Sí, como el Greco o Picasso. Tuve mi momento en el que me impresionó mucho la pintura de Picasso, siendo muy joven, pero son influencias normales.

Después he cultivado el volumen, pero uno siente una evolución, no un cambio en el estilo. El Greco o Boticelli pintaron “grecos” o “boticellis” toda la vida. El único que tuvo el talento de pintar en varios estilos fue Picasso, pero eso no es lo normal.

-Usted siempre dice que no pinta gordas, que lo que le importa es el volumen

Lo he dicho muchas veces: no he pintado una gorda en mi vida. He expresado el volumen, he buscado darle protagonismo al volumen, hacerlo más plástico, más monumental, como si fuera casi comida, arte comestible. El arte debe ser sensual: en ese sentido lo digo.

-También predominan los temas amables

Sí, mi pintura es sobre temas más bien amables, porque la pintura se ha hecho sobre temas amables.

Uno ve que los pintores han trabajado en la exaltación de la vida, en medio de grandes tragedias. Por ejemplo, el impresionismo: ¿quién ha conocido un cuadro impresionista deprimente? Y eso entre guerras y tragedias, pero la pintura mantenía una actitud positiva ante la vida. Hoy en día es distinto. El arte ha cambiado hacia una postura de producir un escándalo, un “shock”. Tradicionalmente, no era lo que se hacía.

-Parece que no le convence mucho el arte actual

No se puede reemplazar la pintura por cosas que tienen que ver más con la televisión, como el video, o con el teatro, como las instalaciones. La pintura es pintar sobre una superficie plana para expresar algo con formas y existirá siempre. Lo otro es otra cosa.

-La amabilidad predomina en su arte, pero de vez en cuando expresa su compromiso social y pinta cuadros sobre la tortura. ¿Cree que la actual crisis europea puede ser un motivo de inspiración?

La situación en Europa no es pintable: tiene más que ver con números que con otra cosa. La tortura era un caso muy especial que merecía que la pintura.

- Cuando un tema le deslumbra, como los toros, el circo, la iglesia, pinta sobre ello durante un determinado período. ¿Hay algún tema ahora que le absorba?

No, no trabajo en ninguna serie, no siempre hay ese entusiasmo por un tema. El último fue el del vía crucis. Ahora vuelvo a los temas eternos de la pintura, las naturalezas muertas, los personajes.

-Los toros fueron uno de esos temas absorbentes. ¿Qué le parece la prohibición de las corridas de toros en Cataluña y Bogotá?

A mí me parece muy mal, porque todo el mundo tiene derecho a tener aficiones. No es la única cosa cruel que hay en la vida: la cacería, la pesca son crueles.

La gente que come langostas y las echa a la olla también es cruel, pero nadie dice nada. Habrá que inventar un comité para la defensa de las langostas.

Un artista autodidacta que maravilló al mundo

Pocos artistas hispanoamericanos han logrado tanta repercusión a nivel internacional como el pintor y escultor colombiano Fernando Botero.

Su personalísimo estilo, que tiene entre sus rasgos más fácilmente identificables el agrandamiento o la deformación de los volúmenes, ha merecido la admiración tanto de la crítica como del gran público, que no puede sustraerse a la singular expresividad de una estética en la que las problemáticas humanas y sociales ocupan un lugar prioritario.

Nacido en Medellín en 1932, Botero fue el segundo de los tres hijos de David Botero Mejía y Flora Angulo. Aunque en su juventud estuvo durante un corto lapso en la Academia de San Fernando en Madrid y en la de San Marcos en Florencia, su formación artística fue autodidacta.

Sus primeras obras conocidas son las ilustraciones que publicó en el suplemento literario del diario El Colombiano, de su ciudad natal. Gozando de buena salud y emocionado, el artista continúa celebrando sus 80 años y los 65 de vida artística.