25/04/2024
02:29 AM

Alan Omar Hernández pedalea por el mundo para promover la paz

No gasta en hospedaje ni en restaurantes. come comidas saludables y baratas como frutas y verduras.

Llegar al fin del mundo en su bicicleta se ha propuesto el joven mexicano Alan Omar Hernández, quien actualmente está pasando por el territorio hondureño después de casi cuatro meses de estar pedaleando desde su país.

Su destino final será la comunidad de Ushuaia, considerada el fin del mundo por encontrarse en la Tierra del Fuego, Argentina, al final del continente americano.

Kilómetros de paz es el nombre que dio el ciclista a esta cruzada con la que busca promover el cuidado del medio ambiente, la paz y el uso de la bicicleta como medio para ahorrar combustible y mantenerse en buenas condiciones físicas.

Son aproximadamente 12 mil kilómetros los que pretende rodar en su vehículo este muchacho de 25 años, que refleja en su piel cobriza y su cabellera rebelde rematada en una cola, la imagen del autóctono mexicano.

Gasta lo necesario

Arrancó su odisea en el Distrito Federal el 8 de mayo pasado con el auspicio único del Club Rotario Internacional, al cual pertenece, sin más compañeros que su bicicleta, un remolque y la fe de que llegaría a su meta dentro de unos seis meses más.

No quiso aceptar patrocinadores de marcas, para que no le pongan condiciones que puedan distorsionar la causa que está promoviendo a fuerza de pedal. Por eso tiene la libertad de vestir la prenda que le venga en gana o de usar la bicicleta que mejor le convenga.

Yo quiero paz”, reza escuetamente el lema que lleva grabado en la parte trasera de su camiseta desprovista de toda promoción publicitaria comercial.

“Si alguien quiere apoyarme, pues bienvenido sea, pero no acepto patrocinadores que quieran cambiar el propósito del proyecto”, enfatizó.

En el remolque que él mismo construyó lleva una tienda de campaña, ropa, herramientas, repuestos para su bicicleta y otros artefactos que pueda necesitar en el camino.

Uno de sus propósitos es ahorrar dinero gastando solo lo necesario. No paga hospedaje en las comunidades donde le toca pernoctar, para eso lleva una vieja tienda de campaña que conserva desde que era boy scout y su “sleeping bag” que instala en lugares seguros. “Siempre tomo mis precauciones, de noche no viajo, por seguridad”, dice.

No va a restaurantes, come comidas saludables y baratas, como frutas y verduras y de vez en cuando él mismo prepara sus alimentos como para no olvidarse de lo que aprendió cuando trabajó en un restaurante de Cancún.

En su computadora portátil chequea la ruta a seguir para no extraviarse. Cuando llega a una comunidad averigua primero si existe allí un club Rotario o se comunica con las autoridades y los cuerpos de socorro para que le proporcionen algún tipo de apoyo.

Le robaron

Hasta el momento solo ha sufrido un percance en el camino. Le sucedió estando en Belice cuando otros dos ciclistas que se asociaron con él en Chetumal fueron asaltados por sujetos armados.

Los más afectados fueron los otros ciclistas a quienes les robaron su equipo de computación y otros enseres valiosos debido a lo cual tuvieron que regresarse a su país. Alan solamente perdió el dinero que había dado a guardar a sus compañeros, quienes se habían adelantado unos kilómetros al salir de Belmopán, por eso los asaltaron solo a ellos.

A raíz del atraco las autoridades de Belice sugirieron a Alan que cambiara su ruta, que ya no siguiera por Guatemala, sino que tomara una lancha rumbo a Puerto Cortés. Así fue como entró directamente a Honduras el sábado pasado para continuar su travesía por la carretera interoceánica, después de visitar La Ceiba y El Progreso.

En la ciudad industrial fue recibido por miembros del Ver más noticias sobre Honduras