San Pedro Sula, Honduras.
El martirio financiero que ha tenido que pasar el Comité pro construcción para que el nuevo centro penal sea una realidad ya terminó, pero sus miembros no estarán satisfechos hasta que se haga el traspaso de los primeros privados de libertad.
Desde hace once años, un grupo de empresarios y ciudadanos decidieron crear un comité liderado por la exgobernadora Ilsa Díaz Zelaya y monseñor Rómulo Emiliani para impulsar la construcción de un nuevo centro penal que permitiera la reubicación de más de dos mil presos.
La iniciativa nació ante el hacinamiento en el que viven los reos y la muerte de 107 prisioneros en un incendio causado por un cortocircuito en la en la cárcel del barrio Cabañas en el 2004.
Durante la administración de Ricardo Maduro fue nombrado como presidente del comité Alberto Díaz Lobo, un año más tarde, monseñor Romulo Emiliani, quien desde entonces ha liderado la lucha por el nuevo centro. Luego de una larga espera y múltiples llamados, el expresidente Manuel Zelaya les dio L10 millones para comenzar la obra. En ese momento, el penal iba a ser construido en Choloma, pero esto no se concretó. Siendo presidente Roberto Micheletti, la fundación recibió L20 millones y se trasladó la construcción al actual terreno de 157 manzanas donado por el Gobierno de Porfirio Lobo. El predio localizado en Naco, Santa Bárbara.
En cuatro años, la construcción del centro penal ha sido detenida en tres ocasiones por la falta de desembolsos de la Tasa de Seguridad. Esta última vez, la obra estuvo paralizada por más de siete meses. “Hemos atrasado la obra por la escasez de fondos. Hemos recibido a cuenta gotas el dinero de cinco en cinco y de diez en diez (millones)”, dijo Emiliani.
El Gobierno a través de la Tasa de Seguridad adjudicó el contrato de construcción del penal a la empresa Edge. “Estamos contentos porque no habrá más atrasos de fondos. Nosotros hemos luchado porque el penal sea una realidad y permita la rehabilitación de más de dos mil presos”, manifestó el religioso, quien ve poco a poco concretarse el sueño de muchos sampedranos.
El martirio financiero que ha tenido que pasar el Comité pro construcción para que el nuevo centro penal sea una realidad ya terminó, pero sus miembros no estarán satisfechos hasta que se haga el traspaso de los primeros privados de libertad.
Desde hace once años, un grupo de empresarios y ciudadanos decidieron crear un comité liderado por la exgobernadora Ilsa Díaz Zelaya y monseñor Rómulo Emiliani para impulsar la construcción de un nuevo centro penal que permitiera la reubicación de más de dos mil presos.
La iniciativa nació ante el hacinamiento en el que viven los reos y la muerte de 107 prisioneros en un incendio causado por un cortocircuito en la en la cárcel del barrio Cabañas en el 2004.
Durante la administración de Ricardo Maduro fue nombrado como presidente del comité Alberto Díaz Lobo, un año más tarde, monseñor Romulo Emiliani, quien desde entonces ha liderado la lucha por el nuevo centro. Luego de una larga espera y múltiples llamados, el expresidente Manuel Zelaya les dio L10 millones para comenzar la obra. En ese momento, el penal iba a ser construido en Choloma, pero esto no se concretó. Siendo presidente Roberto Micheletti, la fundación recibió L20 millones y se trasladó la construcción al actual terreno de 157 manzanas donado por el Gobierno de Porfirio Lobo. El predio localizado en Naco, Santa Bárbara.
En cuatro años, la construcción del centro penal ha sido detenida en tres ocasiones por la falta de desembolsos de la Tasa de Seguridad. Esta última vez, la obra estuvo paralizada por más de siete meses. “Hemos atrasado la obra por la escasez de fondos. Hemos recibido a cuenta gotas el dinero de cinco en cinco y de diez en diez (millones)”, dijo Emiliani.
El Gobierno a través de la Tasa de Seguridad adjudicó el contrato de construcción del penal a la empresa Edge. “Estamos contentos porque no habrá más atrasos de fondos. Nosotros hemos luchado porque el penal sea una realidad y permita la rehabilitación de más de dos mil presos”, manifestó el religioso, quien ve poco a poco concretarse el sueño de muchos sampedranos.
