San Pedro Sula, Honduras.
Concentrados y entusiasmados, como niños armando sus primeros rompecabezas, más de 10 jóvenes unían con tornillos coloridas piezas de plástico ABS (acrilonitrilo butadieno estireno), colocaban microprocesadores y daban forma a las primeras 10 impresoras 3D Prusa Singtec hechas en Honduras.
Sin mostrar signos de aburrimiento, durante 16 horas en una sala de mecatrónica de la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec) cada quien armó su impresora y se la llevó para comenzar a sacarle el jugo en proyectos personales o empresariales.
En la sala había estudiantes de Unitec y de otras universidades, también enviados de empresas, que llegaron al primer taller de impresoras 3D en Honduras realizado el fin de semana anterior.
Eduardo Facussé, de 15 años, se enteró a través de Facebook de la actividad, se inscribió y llegó a la sala para vivir “una nueva experiencia”.
“Yo vine porque vi que era una actividad bonita. No había visto en mi vida cómo se arma y cómo se imprime en tercera dimensión”, expresó Facussé.
Este adolescente, que estudia décimo grado en otro centro educativo, vivió nueve años en la capital y en los últimos ha estado en San Pedro Sula, donde, según él, “hay mucho entusiasmo por lo tecnológico”.
En Honduras las ha comenzado a fabricar Singtec, una empresa de la costa norte fundada por Eduin Figueroa, catedrático de la Universidad Tecnológica de Honduras (UTH), quien se ha convertido en el pionero en la fabricación de impresoras 3D y drones.
Figueroa, ingeniero eléctrico con especialidad en Informática y Automatización Industrial, promueve el uso de esta tecnología porque con ella “alguien puede comenzar a desarrollar sus proyectos”.
Negocios
Mientras Figueroa fabrica impresoras 3D, Miguel Rivera, profesor de robótica de la Escuela Bilingüe Santa María del Valle, las utiliza en su proyecto Craft3D.
Con Craft3D, Rivera les enseña a los jóvenes a hacer robots y los prepara en procesos de automatización para que sean los futuros protagonistas del cambio en la estructura productiva de la ciudad.
“Las empresas están buscando automatizar los procesos, y los jóvenes deben conocer el mundo de la robótica para tener una nueva visión”, dijo Rivera. Al igual que él, Melvin Emanuel Cruz, estudiante de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula (Unah-vs), utiliza tecnología 3D en el Proyecto Guala.
“Este es un proyecto sin fines de lucro, tiene 8 meses y estamos desarrollando prótesis para personas que no tienen manos. Una prótesis tradicional cuesta unos $10,000; nosotros la hacemos por $70 o $80”, comentó Cruz, quien estudió un semestre en la Universidad de Minnesota.
El grupo de Cruz, que usa tecnología 3D, está compuesto por estudiantes de Ingeniería Eléctrica, Sistemas, Biomédica y Lenguas de diferentes universidades.
Javier Villanueva, coordinador de Mecatrónica y Telecomunicaciones en Unitec, afirma que “las universidades y las nuevas generaciones de San Pedro Sula están liderando el cambio en el país”.
Concentrados y entusiasmados, como niños armando sus primeros rompecabezas, más de 10 jóvenes unían con tornillos coloridas piezas de plástico ABS (acrilonitrilo butadieno estireno), colocaban microprocesadores y daban forma a las primeras 10 impresoras 3D Prusa Singtec hechas en Honduras.
Sin mostrar signos de aburrimiento, durante 16 horas en una sala de mecatrónica de la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec) cada quien armó su impresora y se la llevó para comenzar a sacarle el jugo en proyectos personales o empresariales.
En la sala había estudiantes de Unitec y de otras universidades, también enviados de empresas, que llegaron al primer taller de impresoras 3D en Honduras realizado el fin de semana anterior.
Eduardo Facussé, de 15 años, se enteró a través de Facebook de la actividad, se inscribió y llegó a la sala para vivir “una nueva experiencia”.
 Con estas impresoras, Melvin Enmanuel Cruz fabrica prótesis para personas sin manos.
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Este adolescente, que estudia décimo grado en otro centro educativo, vivió nueve años en la capital y en los últimos ha estado en San Pedro Sula, donde, según él, “hay mucho entusiasmo por lo tecnológico”.
Estos dispositivos se llaman Prusa Singtec porque su diseño está basado en el modelo creado por el checo Josef Průša y liberado bajo el esquema de open source (código abierto) para que sean desarrollados libremente en cualquier parte del mundo.
 Miguel Rivera hace robots para enseñar robótica y automatización de procesos industriales a jóvenes.
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Figueroa, ingeniero eléctrico con especialidad en Informática y Automatización Industrial, promueve el uso de esta tecnología porque con ella “alguien puede comenzar a desarrollar sus proyectos”.
| Iniciativas y resultados
1. Semilleros de emprendedores
Las univeridades de San Pedro Sula realizan todos los años eventos para que los jóvenes desarrollen y presenten sus proyectos tecnológicos.
2. Ciudad líder en hackatón en la región
San Pedro Sula es la ciudad de Centroamérica que más hackatones ha realizado en los últimos cinco años para crear hardware y software.
3. Desarrolladores de aplicaciones móviles
Estudiantes y egresados de las universidades sampedranas crean aplicaciones para empresas nacionales e internacionales.
3. Seguridad informática
Sampedranos con certificado de ethical hacking ofrecen desde SPS el servicio de seguridad informática a empresas extranjeras.
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Mientras Figueroa fabrica impresoras 3D, Miguel Rivera, profesor de robótica de la Escuela Bilingüe Santa María del Valle, las utiliza en su proyecto Craft3D.
Con Craft3D, Rivera les enseña a los jóvenes a hacer robots y los prepara en procesos de automatización para que sean los futuros protagonistas del cambio en la estructura productiva de la ciudad.
“Las empresas están buscando automatizar los procesos, y los jóvenes deben conocer el mundo de la robótica para tener una nueva visión”, dijo Rivera. Al igual que él, Melvin Emanuel Cruz, estudiante de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula (Unah-vs), utiliza tecnología 3D en el Proyecto Guala.
“Este es un proyecto sin fines de lucro, tiene 8 meses y estamos desarrollando prótesis para personas que no tienen manos. Una prótesis tradicional cuesta unos $10,000; nosotros la hacemos por $70 o $80”, comentó Cruz, quien estudió un semestre en la Universidad de Minnesota.
El grupo de Cruz, que usa tecnología 3D, está compuesto por estudiantes de Ingeniería Eléctrica, Sistemas, Biomédica y Lenguas de diferentes universidades.
Javier Villanueva, coordinador de Mecatrónica y Telecomunicaciones en Unitec, afirma que “las universidades y las nuevas generaciones de San Pedro Sula están liderando el cambio en el país”.
