San Pedro Sula, Honduras
“Nunca me he dejado vencer por esta silla de ruedas, sino todo lo contrario, es lo que me ha dado las fuerzas para salir adelante”, expresa con seguridad José Francisco Núñez, un ejemplo de trabajo que rompe las barreras de la discapacidad.
Chico, como lo conocen sus amigos y clientes más allegados, inició a sus 32 años con su negocio de encuadernación y empastado, pequeña empresa que con entera dedicación administra desde hace ya casi cuatro décadas.
Agradece a su suegro lo que sabe, pues dice que fue él quien le enseñó el oficio del que se vale para generar ingresos, y, tiempo después le heredó las herramientas para que comenzara de manera independiente.
En su juventud, mientras andaba de “parranda” con sus amigos, asegura que nunca imaginó llegar a tener su negocio, mucho menos que sería justamente su trabajo que lo convertiría en una de las personas más queridas y conocidas del barrio Guamilito.
“Mi clientela es numerosa, me siguen a donde vaya porque tienen confianza en mí y por eso me buscan. Esa es una satisfacción única”.
Ejemplar
Para muchos, perder las dos piernas podría representar una desgracia de la que difícilmente se podrían sobreponer, sin embargo, don José lo tomó con tranquilidad. Con una sonrisa en el rostro y la alegría que según él lo caracteriza, contó cómo mientras los doctores cortaban sus extremidades, de su boca salían risas y carcajadas.
“No me lo va a creer, pero las enfermeras estaban asombradas y me preguntaban si no me dolía lo que me estaban haciendo, yo con toda la serenidad observaba la cirugía, en ningún momento llegué a sentir temor”.
Considera que una discapacidad no es impedimento para luchar por lo que se desea alcanzar y se pone como modelo.
“Para mí es de esas personas que ya no hay, un ejemplo de vida, dedicación y perseverancia”, manifestó José Meléndez, colaborador del negocio.
