Tegucigalpa, Honduras.
Diversos sectores de la capital cerraron filas en defensa del aeropuerto de Toncontín, luego que LA PRENSA dio a conocer que con el inicio de operaciones de la nueva terminal aeroportuaria de Palmerola, el histórico aeródromo capitalino será cerrado definitivamente y todas sus operaciones se trasladarán a Comayagua.
El contrato de concesión que está por suscribir la Comisión para la Promoción de la Alianza Público-Privada (Coalianza) y la concesionaria Emco S.A de C.V, estipula literalmente en unos de sus incisos el “cierre definitivo” de todas las operaciones comerciales para vuelos nacionales e internacionales del aeropuerto de Toncontín y su migración a la nueva pista aérea civil de Palmerola.
Expertos en Aeronáutica Civil, políticos y empresarios consultados coincidieron en que la construcción del nuevo aeródromo civil en Comayagua es de vital importancia para la economía del país; sin embargo, consideraron que Toncontín no debe clausurarse como exige la concesionaria, sino que puede continuar operando como una terminal secundaria y estratégica en materia de defensa y atención de emergencias.
La diputada liberal por Francisco Morazán Waldina Paz fue la primera en pronunciarse en las redes sociales contra del cierre definitivo de Toncontín bajo el argumento que la capital del país no puede quedarse sin un aeródromo civil, cuando otras ciudades con menos población y actividad económica como Tela, Lempira, Choluteca y Copán tienen uno.
“Me opongo al cierre porque no es justo que la capital de la república, adonde vivimos más de tres millones de habitantes, según el INE, se quede sin su aeropuerto, y que yo sepa ninguna capital del mundo carece de una terminal aeroportuaria, cómo es que ahora Tela, Lempira y hasta Olancho van a tener aeropuerto y nosotros no”, cuestionó la legisladora.
Además valoró que el traslado de todas las operaciones comerciales de vuelos nacionales e internacionales a Comayagua implicará mayores gastos y riesgos de seguridad para los capitalinos.
En similares terminos se pronunció Jimmy Dacaret, presidente regional de la Asociación Nacional de Industriales (Andi), quien indicó que como organización se oponen a la desaparición de Toncontín.
El empresario aplaudió que el Gobierno construya un nuevo aeropuerto en Palmerola, así como en otras importantes ciudades del país; pero consideró que no es saludable que se castigue a la ciudad más poblada del país, quitándole su principal puerto aéreo.
Arguyó que el cierre tiene implicaciones económicas porque la mayor parte de visitantes que llegan a Tegucigalpa lo hacen por turismo, negocios o por asuntos de Gobierno, y los más afectados serían los hoteles, restaurantes y otros negocios que se relacionan comercialmente con Toncontín y que emplean miles de personas.
“Afectaría a los pasajeros, no solamente a los que vivimos en Tegucigalpa, sino que también los de la zona sur, oriente y Olancho que utilizan sus instalaciones y que con el traslado a Palmerola les quedaría muy largo”, dijo.
Ricardo álvarez, designado presidencial y exalcalde de la capital, comentó que él siempre ha manifestado que Toncontín debe ser un aeropuerto alterno y que debe ser la oferta y la demanda de las aerolíneas las que deberán generar el balance para determinar de dónde les sale más rentable salir a los viajeros.
“Mi posición es que ambos aeropuertos, Palmerola y Toncontín, deberían mantenerse abiertos y que sea la oferta y la demanda de las líneas aéreas las que determinen quién y para dónde salen a su diferentes destinos”, apuntó.
En ese sentido, Álvarez reiteró que personalmente siempre ha creído que Palmerola será una buena alternativa; pero Toncontín debe seguir operando como un puerto alterno para la ciudad capital.
Diversos sectores de la capital cerraron filas en defensa del aeropuerto de Toncontín, luego que LA PRENSA dio a conocer que con el inicio de operaciones de la nueva terminal aeroportuaria de Palmerola, el histórico aeródromo capitalino será cerrado definitivamente y todas sus operaciones se trasladarán a Comayagua.
El contrato de concesión que está por suscribir la Comisión para la Promoción de la Alianza Público-Privada (Coalianza) y la concesionaria Emco S.A de C.V, estipula literalmente en unos de sus incisos el “cierre definitivo” de todas las operaciones comerciales para vuelos nacionales e internacionales del aeropuerto de Toncontín y su migración a la nueva pista aérea civil de Palmerola.
Expertos en Aeronáutica Civil, políticos y empresarios consultados coincidieron en que la construcción del nuevo aeródromo civil en Comayagua es de vital importancia para la economía del país; sin embargo, consideraron que Toncontín no debe clausurarse como exige la concesionaria, sino que puede continuar operando como una terminal secundaria y estratégica en materia de defensa y atención de emergencias.
La diputada liberal por Francisco Morazán Waldina Paz fue la primera en pronunciarse en las redes sociales contra del cierre definitivo de Toncontín bajo el argumento que la capital del país no puede quedarse sin un aeródromo civil, cuando otras ciudades con menos población y actividad económica como Tela, Lempira, Choluteca y Copán tienen uno.
“Me opongo al cierre porque no es justo que la capital de la república, adonde vivimos más de tres millones de habitantes, según el INE, se quede sin su aeropuerto, y que yo sepa ninguna capital del mundo carece de una terminal aeroportuaria, cómo es que ahora Tela, Lempira y hasta Olancho van a tener aeropuerto y nosotros no”, cuestionó la legisladora.
Además valoró que el traslado de todas las operaciones comerciales de vuelos nacionales e internacionales a Comayagua implicará mayores gastos y riesgos de seguridad para los capitalinos.
En similares terminos se pronunció Jimmy Dacaret, presidente regional de la Asociación Nacional de Industriales (Andi), quien indicó que como organización se oponen a la desaparición de Toncontín.
El empresario aplaudió que el Gobierno construya un nuevo aeropuerto en Palmerola, así como en otras importantes ciudades del país; pero consideró que no es saludable que se castigue a la ciudad más poblada del país, quitándole su principal puerto aéreo.
Arguyó que el cierre tiene implicaciones económicas porque la mayor parte de visitantes que llegan a Tegucigalpa lo hacen por turismo, negocios o por asuntos de Gobierno, y los más afectados serían los hoteles, restaurantes y otros negocios que se relacionan comercialmente con Toncontín y que emplean miles de personas.
“Afectaría a los pasajeros, no solamente a los que vivimos en Tegucigalpa, sino que también los de la zona sur, oriente y Olancho que utilizan sus instalaciones y que con el traslado a Palmerola les quedaría muy largo”, dijo.
Ricardo álvarez, designado presidencial y exalcalde de la capital, comentó que él siempre ha manifestado que Toncontín debe ser un aeropuerto alterno y que debe ser la oferta y la demanda de las aerolíneas las que deberán generar el balance para determinar de dónde les sale más rentable salir a los viajeros.
“Mi posición es que ambos aeropuertos, Palmerola y Toncontín, deberían mantenerse abiertos y que sea la oferta y la demanda de las líneas aéreas las que determinen quién y para dónde salen a su diferentes destinos”, apuntó.
En ese sentido, Álvarez reiteró que personalmente siempre ha creído que Palmerola será una buena alternativa; pero Toncontín debe seguir operando como un puerto alterno para la ciudad capital.
 LA PRENSA publicó el lunes que el contrato establece el cierre de todas las operaciones de Toncontín.
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