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El salto de la MS a la ‘industria’ del tráfico de drogas

  • 26 febrero 2016 /

La estructura tiene un consejo de ancianos, son 13 “cerebros” que deciden las operaciones de la mara.

San Pedro Sula, Honduras.

“Ya no estamos para cosas pequeñas”. Del dicho al hecho, con esa frase los miembros de la mara Salvatrucha (MS) establecieron nuevas normas, modus operandi y le imprimieron una nueva filosofía a sus actividades ilícitas.

Desde 2013 dieron el salto de extorsionadores y brazo armado de los carteles, a tratar de convertirse en los nuevos “capos” de la droga en Honduras.

La mara, que comenzó en los años 90 como una agrupación de adolescentes entre los 13 y los 19 años de edad, se volvió una empresa moderna y organizada que les genera millonarias ganancias, aseguran los investigadores de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (Atic).

“Podemos decir que los mareros ahora se gradúan con honores en el mundo del hampa, ahora se profesionalizan en el negocio del trasiego de drogas por Honduras y en dos años su crecimiento fue enorme y notorio”, dijo el investigador.

La extorsión es la actividad que les permitió fortalecerse, la que los llevó a incursionar en el mercado negro de las armas . Una vez “blindados” tuvieron la capacidad de controlar mayor territorio, pero no solo eso, el dinero también compró conciencias, les limpió el camino para que durante casi dos décadas operaran en total impunidad, siendo la Policía según inteligencia del Estado, un brazo operacional importante para penetrar en el resto de operadores de justicia, donde jueces y fiscales fueron el objetivo a atrapar.

De esta manera buscaban penetrar el triángulo de justicia que les permitiera neutralizar cualquier acción que en su contra se pudiera desarrollar.

Empresarios

Pero la extorsión les permitió comprar inmuebles en áreas exclusivas, cadenas de tiendas, flotillas de buses rapiditos, mototaxis y hasta equipo pesado. La MS no buscaba solo trasladar personas en las unidades, sino que los investigadores también aseguran que los usaban para el traslado de droga para la venta local y también para movilizar a los sicarios.

Para ellos fue vital contar con una estructura operacional eficiente y cuidaron de que las decisiones de la mara no estuvieran centralizadas.

De esta manera, las decisiones se tomaban por medio de un consejo de ancianos, en el que 13 de sus cabecillas son los que definen el destino de la agrupación.

Según los investigadores, son 13 cerebros maquinando las operaciones de toda la estructura, ellos son quienes buscan incrementar las ganancias, eliminar objetivos y tener mayor poder.

En la MS nada ocurre dentro de la estructura criminal sin que ellos lo aprueben. Son hombres astutos, algunos con estudios, otros con habilidades para llevar la administración de la mara, manejar el efectivo y que sean capaces de rendir cuentas.