19/04/2024
12:32 AM

Hondureña es prisionera de sus 600 libras de peso

San Pedro Sula, Honduras.

Sentada en una silla de hierro y hule, tapando la mitad de su cuerpo con una toalla y sin estar muy convencida de querer contar su historia, Teodolinda Perdomo, una mujer de 64 años y con 600 libras de peso, decide hablar con LA PRENSA.

Doña Teo, como es conocida en la colonia Alemania II de Pimienta, Cortés, vive prisionera de su cuerpo y sufre una profunda depresión.

“Fui una mujer muy guapa en mi juventud. Mi peso siempre fue de 124 a 130 libras, pero hace 12 años noté que subía de peso sin control; sin embargo, jamás me imaginé que llegaría a este punto”, relata.

Todo comenzó con el fallecimiento de uno de sus hijos. Su hogar se convirtió en su refugio y permaneció encerrada por más de un año sin abrir las puertas ni ventanas de su hogar. “La gente se ríe cuando me ve y no me creen cuando les digo que no como mucho y que puedo pasar varios días sin probar alimento, pero es la realidad, aunque mi cuerpo refleje otra cosa”, asegura doña Teo.

Angustia

La mujer pasa sus días llorando y clamando por ayuda. “Cuando todavía podía moverme y trabajar adopté a una recién nacida que ahora tiene 25 años. He vivido para cuidarla porque tiene parálisis cerebral. Ahora que no me puedo valer por mí misma se me dificulta cuidar de ella; pero la amo con todo mi ser y no la voy a dejar sola”.

Doña Teo ya no puede caminar y necesita apoyo para levantarse de la cama y sentarse en su silla. Además, tiene una nieta que la baña y la peina.

A la mujer le han diagnosticado artritis, hipertensión, diabetes y obesidad mórbida extrema. La solución para que ella pierda peso y salvar su vida puede ser una cirugía bariátrica para reducir el tamaño de su estómago y una operación para retirar los linfedemas de sus piernas a fin de recuperar su movilidad.

Foto: La Prensa

Teodolinda pasa la mayor parte del día sentada en una silla a la par de su hija Ana, quien está postrada en una cama.
Carencias

Dar el primer paso en el proceso médico para Teodolinda es más complicado de lo que parece, sobre todo por las condiciones en las que vive.

Su pequeña casa está ubicada en la parte alta de un cerro, y para entrar o salir debe pasar por al menos 20 escalones empinados.

“La última vez que salí de mi casa fue en mayo de 2014. Se necesitaron cuatro hombres para bajarme y me desmayé. El taxi que me ha llevado al hospital cuando lo he necesitado me cobra 800 lempiras, dinero que no tengo porque solo vivimos de las ventas de agua que hace mi esposo en un semáforo”, dice.

Es urgente ubicar a Teodolinda en una vivienda que esté en un lugar plano con el fin de que tenga accesos más inmediatos y pueda moverse, aunque sea en silla de ruedas.

“Me han donado sillas, sin embargo, en mi casa no puedo ni caminar porque no hay espacio para nada. Hago un llamado a la primera dama (Ana García de Hernández) para que me ayude a vivir de una manera digna. Ya me di por vencida”, expresa doña Teo.

Ella solo soporta estar de pie durante cinco segundos. Después de ese tiempo comienza a temblar, su corazón se agita y le duelen los pies.

En el Valle de Sula no se registra otro ciudadano con un peso mayor al de Teodolinda, por lo que se considera la mujer más pesada de la zona.

Compromiso

Raúl Ugarte, alcalde de Pimienta, se compromete a donar el terreno para que Perdomo pueda tener una casa apropiada, pero falta quién la construya.

LA PRENSA contactó a un grupo de médicos especialistas en problemas de obesidad y enfermedades crónicas para darle el apoyo necesario y estabilizar su deteriorado estado de salud, entre ellos, la doctora Bessy Alvarado, internista y especialista en problemas de nutrición, y el cirujano bariátrico certificado, Álvaro Fúnez .

El hospital Mario Catarino Rivas, donde doña Teo se trató durante varios años, también se unió al equipo de ayuda.

“Analizaremos el caso para ver de qué manera se puede ayudar a la señora. Es evidente que necesita intervención, y la acompañaremos en el proceso. Enviaremos a un médico y una enfermera a la casa de ella para que le hagan una evaluación y el expediente clínico para tomar decisiones”, promete Merlín Fernández, presidente de la junta administradora del Rivas.

Si desea ayudar a Teodolinda puede comunicarse al 9587-8612.