13/04/2024
12:09 AM

$1 millón costó equipo de expedición que encontró la Ciudad Perdida

San Pedro Sula, Honduras.

El canal internacional de ciencia y documentales National Geographic transmitió anoche “La ciudad perdida del dios mono”, mostrando la odisea en la que muchos han intentado hacer realidad una leyenda en La Mosquitia hondureña.

El documental trata entre otras informaciones sobre los hallazgos arqueológicos en la selva del departamento de Gracias a Dios.

En 1993, Steve Elkins, cineasta y productor estadounidense, tuvo la idea de hacer una serie de aventuras. Entre 50 historias una llamó “poderosamente” su atención. Esta hablaba de la leyenda de “La ciudad perdida del dios mono”.

Según el documental, desde hace muchas generaciones entre las etnias pech y tawahkas se contaban historias sobre unos restos de una ciudad en ruinas en medio de la selva de Honduras, en unas zona de difícil acceso para llegar.

Para alimentar estos rumores también él tenía unos registros que Charles Lindbergh, reconocido piloto estadounidense, hizo mientras volaba El Espíritu de Saint Louis sobre el este de Honduras.

En estos registros, Lindbergh relataba que en 1927 vio una ciudad blanca, adonde personas extintas vivieron sus vidas misteriosamente; y además una historia extraña de 1940 sobre una ciudad gobernada por un dios mono en la jungla.

Se han hallado vestigios de una civilización antigua.
Elkins quedó maravillado con lo que leyó. Aunque otros exploradores habían buscado una ciudad pérdida, Elkins contó en el documental que tomó la determinación en ese momento de ser él quien encontrara la ciudad en el corazón de la jungla hondureña, si realmente existía. “Creí que esto sería maravilloso, Honduras es un lugar maravilloso y económico, además no está muy lejos de Estados Unidos y lo hicimos”, expresó Elkins.

En 1993, el cineasta organizó una expedición con 18 personas y todo un equipo de cámaras. Contrató a un grupo de indígenas locales para que le sirvieran como guías en esa inmensa selva casi virgen.

A bordo de canoas hechas a mano, Elkins conoció la basta jungla de La Mosquitia, la zona tropical más grande de Centroamérica con 52,000 kilómetros cuadrados.

Tras meses de intensa búsqueda, Elkins tuvo que detener la expedición porque los fondos y fuerza se habían acabado. Pero estaba decidido a regresar. En 2012, este explorador regresó con tecnología que le permitiría reconocer el terreno de una forma más profunda. Dijo que ya no quería internarse de nuevo en una selva tan densa caminando sin dirección. Desde una avioneta con un equipo de rayos infrarrojos llamado Lidar, el cual tiene un costo de un millón de dólares, Elkins analizó durante días tres sectores que él creyó que podían contener algo.

Y fue así que la máquina registró unas piedras rectangulares, hechas por manos humanas. Fue hasta principios de 2015 que Elkins pudo ver lo que el Lidar registró. En conjunto con su equipo y con la ayuda del GPS ubicaron los vestigios que aún están a la espera de ser revelados, pues se determinó que se traería un equipo más grande para hacer una excavación de la mano con el Gobierno hondureño.

Lo que sí es cierto es que en esa zona se encuentran los restos de una civilización desconocida y que no tiene ninguna relación con los mayas, a la espera de ser descubiertas y estudiadas pronto, concluye el documental.