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Viven con angustia y dolor por el secuestro de sus hijos

  • 30 agosto 2015 /

Pese a que pagaron rescate, hondureños aún no ven a sus hijos raptados hace dos años.

Cucuyagua, Copán, Honduras.

Las lágrimas ruedan por el rostro de Víctor Hugo Romero, el dolor lo embarga. Se cumplieron 15 meses desde que su hijo Víctor Hugo (19) fue secuestrado en San Pedro, Copán, el 14 de mayo de 2014, y pese a que dos veces pagó el rescate, no lo entregaron.

La angustia envuelve a la familia que pide a sus captores que lo devuelvan.

En la aldea Casitas, del municipio de Corquín, Copán, otra familia llora, llevan meses enteros sin dormir, sin tener paz, el secuestro del único hijo de la familia Pinto el 7 de enero de 2013 los mantiene destrozados. De Bayron Pinto tampoco hay rastros, en reiteradas ocasiones su familia pagó por tenerlo de vuelta en casa, pero nunca lo regresaron, nunca volvieron a saber de él.

Las familias Romero y Pinto agotaron los recursos, las llamadas preguntando a la Policía por los avances en la investigación, la búsqueda sin pistas claras. Y aunque las esperanzas parecen derrumbarse, no pierden la fe y piden a las autoridades que agoten los recursos para encontrar a sus hijos.

Meses de tortura

“Son 15 meses de tortura. Con el secuestro de mi hijo a todos la vida nos cambió. Estoy molesto con las autoridades porque nos dejaron el caso y estamos solos con este dolor, esta angustia. Solo quiero que me devuelvan a mi hijo y que el Gobierno nos apoye”, pidió Víctor Hugo Romero.

Víctor Hugo Romero Espinoza cursaba la carrera de Medicina en la Universidad del Valle de Sula en San Pedro Sula. El joven tras finalizar el primer trimestre de 2014 se fue de vacaciones a Cucuyagua, Copán.

El 14 de mayo, padre e hijo partieron a la aldea El Roble en San Pedro, Copán, adonde se ubica la hacienda de su padre. Fue en ese lugar que los secuestradores lo vigilaron y cuando su padre salió, viendo al joven indefenso, cuatro hombres se lo llevaron.

“Un vecino me alertó. Moví cielo y tierra para encontrarlo, toqué puertas, autoridades y no hay respuestas. Es triste ver el estado de indefensión en el que estamos”, dijo el acongojado padre.

La fe no la pierde, todos los días con su familia, Víctor Hugo ora, piden a Dios que le devuelvan a su hijo. Junto a ellos, un pueblo eleva también sus plegarias por el pronto regreso de un joven que ha sido muy querido en el sur de Copán.

Foto: La Prensa

Víctor Hugo padre e hijo en una foto del álbum familiar, unos días antes que el joven fuera secuestrado. Su padre pagó dos rescates, pero los raptores no lo liberaron. La angustia crece en la familia.
Sin apoyo

Arsenio Pinto está destrozado, el único varón de la familia fue secuestrado. La desesperación por recuperarlo lo llevó a vender su finca de café, el único carro que tenía y se quedó solo con una humilde casita en la aldea Casitas.

La tristeza e impotencia consume a la familia, quienes pese a que han pasado 32 meses desde el secuestro de Bayron, no pierden la fe de encontrarlo.

“Me llamaron en tres ocasiones, pedían el rescate por mi hijo. Fuimos a la Policía a pedir apoyo y pese a que hasta un video había de uno de los secuestradores que retiró de la cuenta de mi hijo, nunca hicieron nada” relató Arsenio Pinto.

Bayron fue raptado el 7 de enero de 2013, cuando el joven salió a cenar en Santa Rosa de Copán, esa fue la última vez que sus padres tuvieron noticias de él. El joven trabajaba en la empresa del Servicio de Medición Eléctrico de Honduras (Semeh), en la que tenía ocho meses de laborar.

“Nunca más volvió a trabajar. Buscamos apoyo de la Policía y de Derechos Humanos y todo quedó congelado, el caso lo olvidaron y nosotros nos quedamos penando”, lamentó Dominga Mejía, madre del joven secuestrado.

La familia Pinto espera que un milagro ocurra, que sus noches de desvelo y angustia terminen con la liberación del hijo que desconocidos les raptaron en Santa Rosa de Copán.

Bandas

Desde 2008, el corredor del sur de Copán y Ocotepeque se han visto amenazados por una banda de secuestradores que hasta ahora, según los reportes de inteligencia de las Fuerzas Armadas, habría secuestrado al menos a 12 personas.

“Son varios casos los que se reportan en la zona y todos por las características manejados por la misma banda que tiene su base de operaciones en Sensenti, Ocotepeque, y está liderada por un extranjero”, explicó el agente.

Sin embargo, pese a los señalamientos de los mismos pobladores a las autoridades del operar de grupos criminales, hasta ahora no se ven acciones que neutralicen el actuar de los grupos.

“Hay pistas claras, denuncias concretas y no operan. Estamos sometidos y es hora que se haga algo”, reclamó una pobladora de San José de Palmas.

Leonel Sauceda, vocero policial, aseguró que las investigaciones siguen. “Se han empleado los recursos humanos, logísticos y técnicos para establecer quiénes son los integrantes de la banda, capturarlos y liberar a los secuestrados. Los casos no se han declarado cerrados” dijo el vocero policial.