17/04/2024
01:05 AM

Más de 10,000 niños viven en las calles de Honduras

San Pedro Sula, Honduras.

La niñez vulnerable de Honduras, principalmente la que deambula por las calles, está más sola y expuesta que nunca.

El maltrato físico, el abuso sexual y la desintegración familiar obligan a niños y niñas a vivir y mendigar en las calles.

Se estima que en Tegucigalpa y San Pedro Sula, más de 10,000 menores de edad han hecho de las calles su hogar y el 94% de esa cantidad ha consumido algún tipo de droga.

Pensar en mejores posibilidades para ellos debe esperar, considerando la transición en la institución obligada a garantizar el bienestar de esa población infantil en el país.

El Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia (Ihnfa) daba atención integral a la niñez, pero en junio de 2014 fue disuelto porque no cumplió sus funciones. Ante esta situación, el Gobierno creó la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf).

Con el cierre del Ihnfa desaparecieron los centros que albergaban a la niñez en riesgo social, ya que la nueva institución no maneja albergues de atención a menores; únicamente se dedica a la regulación y fiscalización de la protección de la niñez, la adolescencia y la familia.

Los niños y niñas con derechos vulnerados son atendidos por ong y albergues privados o municipales.

En San Pedro Sula funcionaban los centros Casitas Adolescentes, Nueva Esperanza y ABC, pero fueron cerrados y los menores que ahí eran cuidados fueron llevados a otros sitios de albergue.

El único que funciona es El Edén, el cual atiende a los menores migrantes retornados.

Vigilante

Janeth Flores, coordinadora de Programas del Dinaf, señaló que a partir de la fecha en que el organismo asumió funciones transfirió a 10 centros en los departamentos de Francisco Morazán, Choluteca, Cortés, El Paraíso y Olancho los niños cuidados por personal del desaparecido Ihnfa.

“Los centros de atención integral que el Ihnfa manejaba fueron transferidos directamente a las alcaldías mediante la firma de convenios. Los centros de las alcaldías municipales se encargan de 1,974 niños y niñas en las edades de cero a seis años y en 10 organizaciones se manejan actualmente 320 menores de otras edades que han sido trasladados a los centros y recibidos en sedes administrativas de la Dinaf”, informó Flores.

La funcionaria señaló que estas organizaciones son supervisadas por Dinaf. “Esto es para conocer los estándares de atención en cada una de ellas y el marco de los ciclos de vida porque la atención de niño y niña deben ser diferenciada y las organizaciones deben estar preparadas para la protección de derechos”.

Flores añadió que con el apoyo de la cooperación internacional y donantes están generando guías para monitorear cada una de las ong y qué están haciendo con los menores.

“Si verdaderamente están protegiendo la niñez y la están atendiendo bajo los estándares internacionales, generamos visitas de seguimiento de las organizaciones directamente vinculadas con nosotros en la atención de los niños que han sido trasladados”.

Comentó que Dinaf transfiere los fondos para la manutención de los menores.

Déficit de atención

José Guadalupe Ruelas, director de Casa Alianza, señaló que el 100% de los menores que viven en las calles han sufrido abuso sexual.

Agregó que hay un déficit de atención del Estado para los niños y niñas con derechos vulnerados. “Las iglesias y ong atendemos un número de niños y niñas en desamparo o riesgo social, pero no es suficiente. Creo que la Dinaf es una buena creación y ha hecho un buen trabajo, pero no fue creada para atender menores, sino para dirigir las políticas de niñez. Es uno de los pocos aciertos de este Gobierno, pero aparte de la Dinaf debe crearse una dirección de protección de la niñez que pueda cubrir las necesidades de los menores en riesgo”, expresó.

Ruelas explicó que de los infantes que viven en las calles, un gran número trabaja limpiando vidrios de automóviles y regresan a sus casas. “Dinaf los rescata y lleva a instituciones que los atienden, pero ya la capacidad de atención está desbordada. Por otro lado, la Dinaf no debe estar buscando los chicos, sino crear otra dirección exclusivamente para proteger niños y niñas, pero que siempre responda la Dinaf”.

Comentó que el cierre del Ihnfa se debió a la poca cantidad de menores en riesgo social que atendía el personal que ahí laboraba.

“Atendía muy pocos niños y gastaba mucho dinero. Hay que decir que el presupuesto que ahora le dan a la Dinaf es muy chiquito. Hay que verlo con el presupuesto de Seguridad, por ejemplo. Le dan 90 millones de lempiras y el de Seguridad es de 9,000 millones. El Gobierno tiene que darle un apoyo más decidido”.