Roma, Italia.
La comunidad hondureña en Italia crece cada vez más unida, organizada y dispuesta a no perder su esencia y raíces.
Abrirse camino en Roma, la ciudad eterna y el epicentro del cristianismo, no es fácil porque se encuentran con las dos barreras, clásicas de los migrantes, el idioma y no tener papeles.
No hay un registro de cuántos hondureños viven en la ciudad que no duerme, pero la cónsul Giselle Canahuati explica que hay muchos hondureños legales, pero la cifra de ilegales supera los dos mil.
Lo que sí se sabe es que son más mujeres que hombres las que viven en Roma, según datos de la Asociación Hondureña-Italiana.
La mayoría de ellas trabajan como domésticas, niñeras y cuidando personas de la tercera edad; los hombres hallan oportunidades en trabajos de la construcción.
Éxito, cultura y pasión
Resalta que en medio de la lucha por sobrevivir de los hondureños en ese país europeo hay verdaderas historias de éxito de catrachos que con empuje y dedicación han abierto restaurantes y lideran importantes eventos en ese país. Con orgullo se menciona a David Suazo, una gloria del fútbol hondureño.
Los hondureños en esa ciudad dicen que el fútbol los une porque todos se reúnen en diferentes sitios para presenciar encuentros deportivos del equipo de fútbol masculino que dirige Edwin Barahona. Las mujeres también tienen su grupo y los niños igual.
Pero la garra catracha también sale cuando el cuadro de danzas folclóricas baila al son de las interpretaciones que los remontan a sus raíces en Honduras.
La comunidad hondureña en Italia crece cada vez más unida, organizada y dispuesta a no perder su esencia y raíces.
Abrirse camino en Roma, la ciudad eterna y el epicentro del cristianismo, no es fácil porque se encuentran con las dos barreras, clásicas de los migrantes, el idioma y no tener papeles.
No hay un registro de cuántos hondureños viven en la ciudad que no duerme, pero la cónsul Giselle Canahuati explica que hay muchos hondureños legales, pero la cifra de ilegales supera los dos mil.
Lo que sí se sabe es que son más mujeres que hombres las que viven en Roma, según datos de la Asociación Hondureña-Italiana.
La mayoría de ellas trabajan como domésticas, niñeras y cuidando personas de la tercera edad; los hombres hallan oportunidades en trabajos de la construcción.
 Los hondureños que viven en roma se desplazan a lugares como Pompeya, una ciudad del alto Imperio romano que quedó sepultada bajo las cenizas del vesubio en el año 79 d. C
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Resalta que en medio de la lucha por sobrevivir de los hondureños en ese país europeo hay verdaderas historias de éxito de catrachos que con empuje y dedicación han abierto restaurantes y lideran importantes eventos en ese país. Con orgullo se menciona a David Suazo, una gloria del fútbol hondureño.
Los hondureños en esa ciudad dicen que el fútbol los une porque todos se reúnen en diferentes sitios para presenciar encuentros deportivos del equipo de fútbol masculino que dirige Edwin Barahona. Las mujeres también tienen su grupo y los niños igual.
Pero la garra catracha también sale cuando el cuadro de danzas folclóricas baila al son de las interpretaciones que los remontan a sus raíces en Honduras.
Organizados
Olga Gonzales es la lideresa de los hondureños en Roma y es la que preside la Asociación Hondureña-Italiana. Jugó un papel fundamental para que abrieran de nuevo el consulado y además gracias a su tenacidad ya se cumplirá un año de haber inscrito la asociación ante las leyes italianas.
“Nunca ha existido un censo de cuántos hondureños vivimos en Italia, hasta ahora estamos haciendo ese trabajo y nuestro objetivo es tutelar a los que necesiten en la parte legal”, dice la presidenta.
Afirma que muchas jóvenes trabajan como domésticas y las despiden de un momento a otro sin pagarles sus derechos y es un problema que se vive casi a diario.
Asegura que los hondureños en esa ciudad no están pasando su mejor momento porque la crisis también les afecta los salarios. “Antes ganábamos entre 1,000 y 1,200 euros mensuales hoy entre 600 y 700 euros”.
Ella atribuye la baja paga a que llegan ciudadanos de otros países, más cercanos a Italia, y cobran mucho menos por los trabajos que los hondureños realizan en esa ciudad.
Pero, en medio de la nostalgia, los hondureños tienen tiempo para conocer y recorrer los lugares turísticos de Roma.
Ataviados con la camisa azul y blanco de la Selección Nacional o un distintivo catracho se reúnen para recorrer palacios, plazas, fuentes, iglesias, restos arqueológicos y disfrutar la gastronomía europea, auque confiesan que extrañan los platos de su tierra.
La organización hondureña-italiana programa excursiones desde la Plaza San Pedro hasta el Coliseo Roma. Los catrachos se confunden entre los millones de turistas que también visitan la fuente más bonita de la ciudad, la famosa Fontana de Trevi, donde la tradición dice que hay que lanzar una moneda y pedir un deseo que sin duda se relaciona con el bienestar financiero para retornar a su país.
