Polémica por naturaleza, así es la periodista y diputada Waldina Paz quien aseguró que la política no le ha afectado en su profesión, más bien le gustaría ser presidenta de Honduras.
Hija de madre soltera, Paz espera que un día su padre biológico le pida perdón a su madre por haberla negado.
Además, augura otra derrota en su partido si los dirigentes del Central Ejecutivo no cambian de actitud y comienzan a unir las fuerzas.
Prefiero el periodismo porque hay más libertad, nadie le anda diciendo a uno lo que tiene que hacer, cómo tengo que actuar y por quién tengo que votar.
Yo no he conseguido mucho. A mí me va mal porque los favores políticos son cuando uno da algo más y lamentablemente a mí nadie me va a decir cómo hablar ni qué decir.
Una vez me mandaron un recado diciéndome que ya no se iban a seguir anunciando conmigo porque no hacía algunas cosas que ellos querían. Les dije que se fueran. En la empresa privada me apoyan bastante porque me tienen respeto.
Me cuesta, no puedo. Por eso me va mal. Ahora lo que me afecta es porque soy diputada. Los demás socios del canal se ocupan de eso.
Quisiera que me fuera tan bien como a Eduardo Maldonado a quien admiro por ser tan trabajador.
Todavía lo dicen. Algunos creen que mi canal es de Juan Orlando Hernández, y aprovecho para explicar que en el primer año de ser diputada (2010) fue que me salió el permiso audiovisual, ahí conformamos la sociedad. Nos costó mucho.
Fue cuando Roberto Micheletti me ofreció una candidatura a diputada, hubo una persona que se opuso. Me sentí engañada. Luego fue Elvin Santos quien me invitó a su planilla.
Sí. La gente me lo dice en la calle. No tengo doble discurso y les gusta mi manera de actuar.
Yo iba a votar a favor, me comprometí con Mauricio Oliva, es más, creo que por eso está molesto conmigo. Decidí votar en contra desde que vi el anuncio que violentó la libertad de expresión y aparecieron las fotos de mis compañeros.
Los relajos. Con Juan Orlando había más orden, tenía el control hasta cierto punto. Se llevaba muy bien con todos. Ahora no es lo mismo, hay más partidos, más opiniones.
En una ocasión me pidieron que apoyara lo de las ciudades modelo. Yo apoyo por convicción y función de país, también sigo la línea de mi partido, pero no los caprichos de algún miembro del Central Ejecutivo.
Indignada. En primer lugar no nos respetan como diputados, se disparan diciendo que hacen negociaciones.
No, aunque quisieron borrar mi diputación. Cuando me di cuenta armamos un escándalo en el Tribunal Supremo Electoral con todos mis activistas. Al día siguiente aparecieron milagrosamente mis votos.
Éramos muy buenos amigos, pero cambió mucho en el poder. Llegaba a visitarlo y una vez hasta le llevé sopa marinera. Las personas a su alrededor lo metieron en un círculo que lo volvió inaccesible, dejamos de ver al hombre jovial y simpático.
Es un hombre con mucho carisma, pero lógicamente el daño que le hizo al partido, una persona al que el pueblo dignificó dándole la primera magistratura y que lo olvidó hasta pedir que votaran en contra de los liberales, no es agradecido.
Lo veo a medias, aunque se enojen. Mientras estén tomando decisiones a nivel de dirigencia, sin tomar en cuenta a los que ponemos la cara en el Congreso, andamos mal. Si quieren ganarse la confianza con grupitos, preparémosnos porque si hoy somos la tercera fuerza política, mañana seremos la séptima.
Deben abrirse más, que no anden tratando de meter a los hijos de papá en las filas, hay muchos dirigentes en los barrios y colonias que merecen una posición como Cecilio “Chilo” Cruz, que no se la dan por ser pobre, eso no es justo.
El temor siempre lo vamos a tener por el país en el que vivimos, que se muere el que vende papas como el que vive en un castillo. La autoridad debe revelar los móviles de cada crimen.
No, la única seguridad que ando es la de mi Dios.
Soy solo Waldina Paz, un apellido, el de mi madre. El Kurwan es de mi esposo, originario de Comayagua. Estamos a punto de cumplir 30 años de estar juntos y tenemos tres hijos.
Sí, de carácter fuerte, libre de libertad y de liberal (risas).
¿Cómo ha sido su vida sin la imagen de su padre?
Conozco a mi padre biológico, tengo su voz, sus ojos, me gusta la televisión como a él le gustó, tengo un medio como él, así que somos bien parecidos.
No, mi madre nunca me enseñó a odiarlo. No es una mala persona pero me encantaría que le pidiera una disculpa a mi madre por negarme toda su vida, yo ya lo perdoné.
Veo una buena intención en el Presidente, cada vez que se expresa confronta al crimen. Tampoco es que debe ser conciliador con la delincuencia, que actúe. Debe ser más prudente, es un joven muy inteligente, un hombre audaz.