La trágica historia persiste pese al llamado a los padres de familia para que eviten que sus hijos manipulen pólvora.
Ayer, otro menor se unió a la lista de niños, niñas y adultos víctimas de artefactos explosivos en las fiestas.
Se trata de un niño de tan solo siete años; este sufrió una quemadura al impactarle un cohete en el ojo. El niño, originario de Cuyamel, Olancho, sufrió la quemadura la noche del 24, pero su madre María del Carmen Benítez lo trasladó hasta ayer al hospital.
Según trascendió, sus padres le dieron 20 lempiras durante las celebraciones de Nochebuena y, a pesar de que le habrían dicho que no comprara pólvora, el menor adquirió el producto inducido por un hermanito mayor.
El doctor Pedro Meza evaluó al menor en el hospital de Catacamas, dijo que el niño corre un riesgo muy alto de perder el ojo, ya que presentó una hemorragia y no fue tratada a tiempo.
El pequeño fue remitido ayer al Hospital San Felipe para que lo médicos lograran rescatarle el ojo. Se intentó obtener mayor información sobre el estado de salud del niño, pero los guardias del centro negaron el acceso al equipo de reporteros.
La noche y madrugada del 24 de diciembre, el Hospital Escuela recibió a dos adultos quemados por pólvora y una niña de 10 años originaria de Intibucá. En el Seguro Social ingresó esa misma noche una niña de cuatro años a quien al caerle un silbador se le incendió el vestido.
