San Pedro Sula, Honduras.
Centenares de familias necesitadas, indigentes, alcohólicos, niños y personas con adicciones han cambiado sus vidas gracias a la labor que la misión Manos Unidas en Cristo ha realizado por más de siete años en San Pedro Sula.
Ayer fue un día especial porque compartieron un almuerzo navideño con los más necesitados.
Los organizadores dicen que su objetivo es tenderles la mano con el amor de Jesucristo a quienes viven en las calles y los extremadamente pobres.
Centenares de familias necesitadas, indigentes, alcohólicos, niños y personas con adicciones han cambiado sus vidas gracias a la labor que la misión Manos Unidas en Cristo ha realizado por más de siete años en San Pedro Sula.
Ayer fue un día especial porque compartieron un almuerzo navideño con los más necesitados.
Los organizadores dicen que su objetivo es tenderles la mano con el amor de Jesucristo a quienes viven en las calles y los extremadamente pobres.
“Muchos no saben que hay esperanza, amor y perdón en el hijo único de Dios, Jesucristo. Queremos decirles que hay esperanza y un futuro para cada uno de nosotros por el sacrificio que Cristo hizo por todos. Sabemos que a través del poder del Espíritu Santo puede liberarse de las adicciones”, dicen los misioneros. Explican que su misión es llegar a las personas que viven sin esperanza en San Pedro Sula.
Ellos son una organización estadounidense con sede en las antiguas instalaciones de La Cosecha y según los beneficiados hace una labor invaluable.Carlos Saavedra, enlace de la organización, dijo que ayer hubo prédica y más de 225 personas recibieron alimentos y compartieron el almuerzo.
Saavedra dijo que Manos Unidas en Cristo proporciona alimentos y otros artículos de primera necesidad mientras predican el Evangelio a la gente. Promueven la obra de una “olla popular”; muchos pueden llegar a comer y bañarse.
