San Pedro Sula, Honduras.
Son pocas y contadas las talabarterías que se encuentran en la capital industrial debido al poco mercadeo que tienen para comercializar sus productos; a ello se suma la falta de interés de los jóvenes en aprender este oficio.
Mario Cuéllar, dueño de la talabartería La Montura, manifiesta que ya no hay personas que busquen aprender el oficio de trabajar el cuero y que le preocupa que dentro de unos años desaparezca este tipo de trabajo en la ciudad.
“Ahora todos los padres sueñan que sus hijos se conviertan en doctores y licenciados. El país también necesita los oficios, pero ni los pobres quieren estudiar esto porque no hay apertura”, dice.
Gumercindo Ortega Aguilar, dueño de la talabartería Aguilar, expresa que los principales problemas que sufre actualmente estos negocios es la falta de maquinaria para la tecnificación de los productos. “Si nos apoyaran con equipo moderno se podría levantar una industria”.
Apoyo. Aguilar agrega que también son pocos los lugares donde se vende cuero de calidad para elaborar los productos y que la modernización ha afectado el mercado.
“En San Pedro Sula hace unas décadas sí había un mercado estable para los productos, pero como dejaron de circular los caballos esto disminuyó; sin embargo, estos productos se pueden exportar si tuviéramos apertura en el mercado internacional”, añadió.
Humberto Fuentes, dueño de la talabartería El Esfuerzo, comentó que ahora la clase trabajadora está más enfocada en buscar empleo en las maquilas. “Los hondureños menosprecian lo que se hace en el país y compran carteras provenientes de China en los centros comerciales, en vez de apoyar lo nacional”, dijo.
Francisco Velásquez (20), un joven que trabaja en la talabartería El Esfuerzo, aconsejó a los jóvenes que deseen aprender un oficio, que dominen el arte de tallar el cuero.
En las talabarterías realizan carteras, fajas, monturas, fundas de armas, bolsas para transportar dinero en los bancos, y otros objetos que requieren de material resistente.
Son pocas y contadas las talabarterías que se encuentran en la capital industrial debido al poco mercadeo que tienen para comercializar sus productos; a ello se suma la falta de interés de los jóvenes en aprender este oficio.
Mario Cuéllar, dueño de la talabartería La Montura, manifiesta que ya no hay personas que busquen aprender el oficio de trabajar el cuero y que le preocupa que dentro de unos años desaparezca este tipo de trabajo en la ciudad.
“Ahora todos los padres sueñan que sus hijos se conviertan en doctores y licenciados. El país también necesita los oficios, pero ni los pobres quieren estudiar esto porque no hay apertura”, dice.
Gumercindo Ortega Aguilar, dueño de la talabartería Aguilar, expresa que los principales problemas que sufre actualmente estos negocios es la falta de maquinaria para la tecnificación de los productos. “Si nos apoyaran con equipo moderno se podría levantar una industria”.
Apoyo. Aguilar agrega que también son pocos los lugares donde se vende cuero de calidad para elaborar los productos y que la modernización ha afectado el mercado.
“En San Pedro Sula hace unas décadas sí había un mercado estable para los productos, pero como dejaron de circular los caballos esto disminuyó; sin embargo, estos productos se pueden exportar si tuviéramos apertura en el mercado internacional”, añadió.
Humberto Fuentes, dueño de la talabartería El Esfuerzo, comentó que ahora la clase trabajadora está más enfocada en buscar empleo en las maquilas. “Los hondureños menosprecian lo que se hace en el país y compran carteras provenientes de China en los centros comerciales, en vez de apoyar lo nacional”, dijo.
Francisco Velásquez (20), un joven que trabaja en la talabartería El Esfuerzo, aconsejó a los jóvenes que deseen aprender un oficio, que dominen el arte de tallar el cuero.
En las talabarterías realizan carteras, fajas, monturas, fundas de armas, bolsas para transportar dinero en los bancos, y otros objetos que requieren de material resistente.
