22/04/2024
09:35 AM

Ellos se salvaron del derrumbe dentro de la mina de San Juan Arriba

Tres sobrevivientes de la tragedia en El Corpus relatan cómo fueron los minutos antes del derrumbe.

El Corpus, Choluteca, Honduras.

“Nos ofrecieron 50 lempiras por dos horas más”

Jaime Otoniel Rodríguez (18) es uno de los que tuvieron la suerte de salir de la mina y no quedar atrapado. Jaime es el hermano de Nehemías Rodríguez, uno de los tres sobrevivientes de la mina.

Para Jaime, lo ocurrido en la mina de San Juan Arriba es una pesadilla de la que solo Dios logró salvarlo. El joven recuerda que llegó a trabajar porque Santos López, uno de los ocho soterrados, le consiguió el trabajo y cuenta cómo fue ese fatídico día.

“Me animé porque quería conseguir dinero para sembrar la milpa y el frijolar. Me iban a pagar 250 lempiras por día. Tenía tres semanas de estar trabajando y el miércoles salimos a las cuatro de la mañana a la mina con dos de mis tres hermanos, Natividad y Amílcar.

Estaba programado que saldríamos a las dos de la tarde como todos los días, pero nos pidieron que nos quedáramos dos horas más y que a cambio nos pagarían el día en 300 lempiras. Como necesitamos el dinero todos accedimos a quedarnos, sin imaginar lo que iba a pasar. Seguimos con el trabajo, pero cuando estábamos sacando los sacos con el material de uno de los túneles vimos que nos venía la tierra encima. Como pudimos salimos corriendo. Todo fue rápido. No hubo sonidos, no escuchamos nada. Mis tres hermanos y tres amigos corrimos. Buscamos la salida.

Dios nos ayudó y en pocos segundos estábamos afuera y vimos que la entrada de la mina se cerró. Se vio una nube de polvo, pero nunca escuchamos gritos. Nadie gritó, pero cuando comprobamos que varios quedaban dentro nos pusimos a llorar, nos sentimos impotentes.

La desesperación nos invadió porque todos queríamos entrar y sacarlos, pero por el peligro no nos dejaron. Hubo uno que sí fue a buscarlos, pero no vieron nada. Se dio el aviso, pero en la noche que los buscaban solo a tres oían que hablaban. Le aseguro que hemos pasados días de angustia. Por nada del mundo vuelvo a la mina”.



“Estábamos cavando nuestra propia tumba”

Alexis Mejía es uno de los mineros que escaparon de la avalancha de tierra que dejó soterrados a sus compañeros. El joven asegura que vivió los peores momentos de su vida, que la angustia se apoderó de él cuando no pudo hacer nada por los que quedaron en la mina. Todos los días llegaba de la comunidad de Omoa. Trabajaba para ayudar en su casa, pero nunca pensó que podría estar tan cerca de morir aquel día en que la tragedia marcó su vida y la de sus compañeros.

“Es el peor momento de nuestras vidas. Qué íbamos a imaginar que estábamos excavando nuestra tumba. Jamás voy a olvidar ese 2 de julio. Fue una pesadilla de la cual solo Dios me ha librado. Hay dolor. Eran nuestros hermanos, nuestros compañeros de trabajo los que quedaron allí y no pudimos hacer nada.

Siempre que llegaba y salía de la mina le pedía a Dios que nos cuidara. Había temor en todos porque nos decían que ese trabajo era bien peligroso y ese día, solo Dios nos dio la suerte de salir, cosa que no tuvieron ellos cuando las piedras y la tierra se nos vinieron encima. Fueron momentos dramáticos. Lo primero que pensamos fue salir, correr y salvarnos. Creímos que todos tendrían el tiempo de salir y que nadie sufriría por el derrumbe, pero no fue así. Ellos se quedaron allí.

Es un día que no voy a olvidar. Fue un día de terror. Siento en la espalda el terror de lo que vivimos. Salimos corriendo y al observar que nuestros compañeros quedaban atrapados nos sentimos impotentes, nos llenamos de frustración. No puedo decirle todo lo que pasó por mi mente. Es una pesadilla. Ya son varios días los que llevan allí y no hay huella de vida, pero, como dicen, las esperanzas son las últimas que se pierden y la esperanza nuestra es verlos, sea vivos o muertos, pero tenerlos. Qué no hemos hecho por buscarlos y no hemos podido encontrarlos. Ahora Dios que nos ilumine para que nos lleve adonde están ellos. Dios es el único que nos da la fuerza y el que todo lo puedo y en Él confiamos”.



“Me regresé porque olvidé mi comida y me salvé de morir”

Douglas Hernández salió de Choluteca desesperado por llegar a la mina, pero la prisa hizo que olvidara el almuerzo que le prepararon para aguantar las largas horas de trabajo en uno de los túneles de la mina de San Juan Arriba. Cuando el joven llegó a su centro de trabajo comprobó que no tenía comida y, molesto por el olvido, regresó.

“Nunca pensé que lo que tanto me enojó el miércoles porque dejé la comida en la casa sería mi salvación.

No tienen idea cómo renegué porque no traía el alimento y eso me impidió meterme en la mina. Yo tenía mucha necesidad de ganarme el sueldo del día de trabajo, pero no se me dio.

Cuando en la tarde escuché en las noticias del accidente, solo pude darle gracias a Dios.

Sin saberlo, é l me libraba de esa tragedia. Pude haber sido yo el que quedaba con los compañeros bajo la tierra y por eso ahora valoro más la vida.

Es como si Dios me diera una segunda oportunidad para vivir”, explicó el obrero. Hernández asegura que hay pesar por los que han quedado dentro de la mina, pero también decidió ese no será más el lugar donde trabajará por el peligro.

“Las fuentes de empleo en Choluteca son pocas, por eso es que no me quedó otra que trabajar en la mina. Ya días nos decían que había peligro, pero por la necesidad uno no ve los riesgos hasta que ocurren las tragedias.

Ahora con todo lo que ha pasado es difícil que vuelva a trabajar en San Juan Arriba. Tendré que buscar otra manera de generar los ingresos para mantener a mi familia.

Ahora solo esperamos el pronto rescate de los compañeros que no pudieron salir y que siguen en ese lugar. Ojalá estén con vida”.



Atención a familiares

Autoridades de la alcaldía se preparan para atender a las familias de los mineros soterrados en caso de que estos sean encontrados con o sin vida.

Luis Andrés Rueda, alcalde de El Corpus, dijo que aunque las esperanzas de encontrar vivos a los mineros han disminuido, debe prevalecer la fe en Dios de que los ocho obreros podrán retornar a sus hogares con vida.

“La verdad es que las esperanzas han disminuido cada día más. El panorama ya es otro. Aquí recuperar los cuerpos es difícil. Tenemos fe en Dios. Ojalá estuvieran vivos, pero hemos comenzado a preparar a las familias para lo peor”, comentó.

El jefe edilicio manifestó que ya ha habido comunicaciones con los médicos forenses, quienes incluso han recomendado a las autoridades garantizar, si los cuerpos son recuperados, que los sepulten inmediatamente o con una vela menor de tres horas por el riesgo que representaría el estado de descomposición.

A pesar de la situación, el funcionario agradeció la colaboración de todos los cuerpos de socorro nacionales y los que llegaron desde Guatemala, El Salvador y México para colaborar con el rescate.

Rueda manifestó que la alcaldía de El Corpus ha establecido un plan de atención para las familias de los mineros. Señaló que ya hay un compromiso del Gobierno de construirles una vivienda a las familias de los mineros que quedaron atrapados bajo tierra.

“Yo decía que lo peor de repente va a venir después, cuando estas madres queden solas, cuando los hermanos queden solos, cuando la gente que estas personas tienen en sus casas ya no tenga la compañía y entonces estamos dispuestos a no abandonar a estas familias. Aquí en El Corpus son ocho familias las que tenemos. Ya están identificadas y vamos a darles todo el apoyo”, dijo.

“Estamos listos para mandar una persona con cada uno de los familiares y que los acompañe en proporcionarles un vehículo, alimentación, darles la logística, el ataúd. La alcaldía ya está lista. Vamos a apoyar en darle seguimiento, que esta gente tenga el sepelio inmediatamente”.