El director de Alianza Joven Honduras-Usaid, Salvador Stadthagen, un programa que funciona en varios barrios y colonias de San Pedro Sula, explica que la mayor amenaza para los jóvenes en la ciudad es la falta de oportunidades.
Para el experto es necesario extender el séptimo y noveno grado en los considerados sectores violentos porque los jóvenes están llegando únicamente a sexto grado.
Ayer se realizó un taller en San Pedro Sula de planificación para la operatividad del plan local de convivencia y seguridad ciudadana.
-¿Cómo ha sido su experiencia en San Pedro Sula con este programa?
Mucho se puede hacer en las comunidades afectadas por la violencia. Ha existido una tesis, que no compartimos, que no se puede hacer nada en estas comunidades. Hay mucho capital social, mucho voluntario entregado y dispuesto a trabajar, además iglesias que dirigen estos procesos. Las iglesias están haciendo algo en prevención, pero tienen pocos recursos y no tienen la metodología que estamos trayendo a Honduras desde hace tres años.
-¿Esfuerzos aislados para prevenir la violencia es una de las debilidades?
Exactamente, y reuniones como la de hoy nos permite coordinar los esfuerzos y a las instancias que trabajamos en este campo. Es una iniciativa muy importante de la Usaid y vemos con buenos ojos la apertura del gobierno municipal con los diferentes proyectos.
-¿Cuáles son las acciones inmediatas para cambiar esa imagen de ciudad más violenta?
No hay que enfocarnos demasiado en qué rango estamos como ciudad acá en San Pedro Sula, es real que hay un problema de violencia y hay que aceptarlo, interiorizarlo, porque no podemos maquillarlo.
Tenemos que trabajar para combatirlo para mejorarlo y la actitud debe ser de aceptación de que estamos en, no sé si en primero, segundo o tercer lugar porque el lugar no es tan importante, y todos tenemos que trabajar coordinadamente . Cuando vayamos viendo resultados se van a ir viendo facetas positivas que tiene esta ciudad y se van empoderando varios actores.
-¿Esta es la ruta correcta a seguir, aunar esfuerzos?
Sí. El hecho de que haya comités de convivencia y prevención es la ruta correcta, hay que involucrar a todos los actores la sociedad civil, las iglesias, comités municipales. Hay más capital de lo que uno cree, pero se está trabajando en ello.
-¿Cuál es la mayor amenaza para la juventud sampedrana?
La falta de oportunidades. Hemos hecho encuestas donde los jóvenes dicen que hay pocas oportunidades educativas, en muchas comunidades afectadas por la violencia llegan hasta sexto grado. La mayoría de estos muchachos caen en la categoría nini. Extender el séptimo y noveno grado en estas comunidades es importante.
-¿Cuál es el área de cobertura del programa que dirige?
Estamos en 14 comunidades afectadas por la violencia, estamos en cuatro de Chamelecón, dos de Rivera Hernández, Suazo Cordova, Sandoval Sorto y otras.
-¿Qué le sorprende de estas comunidades que son señaladas como violentas?
Serán señaladas como violentas, pero hemos visto que hay mucha generosidad de parte de la gente y personas muy comprometidas con la causa. El capital social es con el que se puede trabajar y no hemos tenido mayor problema, nuestros oficiales han podido trabajar en esas zonas, hemos visto que hay disponibilidad de los líderes comunitarios para trabajar.
