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Gracias, Lempira

  • 13 septiembre 2008 /

Durante mucho tiempo, esta pequeña ciudad ha estado alejada de las miradas curiosas de los viajeros. Atrapada en el olvido de las grandes rutas turísticas, la ciudad se mantuvo a salvo de las grandes franquicias internacionales de comida rápida, de los supermercados de veinte cajas registradoras y de los malls que venden curiosamente, lo mismo.

Durante mucho tiempo, esta pequeña ciudad ha estado alejada de las miradas curiosas de los viajeros. Atrapada en el olvido de las grandes rutas turísticas, la ciudad se mantuvo a salvo de las grandes franquicias internacionales de comida rápida, de los supermercados de veinte cajas registradoras y de los malls que venden curiosamente, lo mismo.

Gracias fue fundada en 1539 por Juan de Montejo.

Sus extensas ganaderías pronto convirtieron al asentamiento en una pujante ciudad, apoyada en parte por las cercanas minas de plata y oro.

La febril actividad empujó a las cortes españolas a declararla rápidamente ciudad y después, en capital del Reino y Capitanía General de Guatemala; entidad política que agrupaba las antiguas provincias mexicanas de Tabasco, Soconusco, Yucatán, Cozumel y todos los países centroamericanos existentes en ese momento.

Iglesias coloniales

Con la llegada del poder político, la ciudad adquirió brillo y notoriedad.

Magníficas edificaciones civiles se construyeron y ricos templos se levantaron para apoyar la evangelización y conquista.

Aunque el título de capital duró poco (La Audiencia de los Confines y todos los cortesanos se trasladaron a Antigua Guatemala) aún ahora, el visitante puede disfrutar de las ricas fachadas de sus cuatro iglesias (La Merced, San Sebastián, Santa Lucía y San Marcos).

Si se dispone de más tiempo, es casi obligatorio visitar la iglesia de San Manuel de Colohete, a unos cuarenta minutos de Gracias.

Indudablemente, una de las iglesias coloniales más bellas de toda Honduras.

Junto a la riqueza arquitectónica, el Fuerte San Cristóbal se erige también como icono de la ciudad, al tiempo que el parque nacional Celaque nos enseña el poder y belleza desbordante de la naturaleza hondureña.

Escenario ideal para los lencas, grupo étnico dominante a la llegada de los españoles y que todavía conservan la gracia de su alfarería en barro y la riqueza de sus guancascos, ceremonias para celebrar las alianzas entre dos pueblos.

Gracias es la puerta a la Ruta Lenca; una ruta que exploraremos más detalladamente en próximas ediciones.

Mientras tanto, abramos la puerta grande a Lempira; una tierra casi secreta.

Para dormir

Dos lugares son geniales para pasar la noche en Gracias:

1.- La Posada de Don Juan: Acaban de reestructurar el hotel más grande de Gracias y realmente, sus habitaciones y servicio siempre han sido de primera.

El ambiente familiar que se vive en el hotel lo ha convertido en el preferido de los viajeros regulares a la ciudad. Es muy conveniente reservar con tiempo, porque se llena. Tel. 656-1020.

2.- Hotel Guancasco: Froni llegó de Europa y se enamoró de Gracias. Desde entonces, construyó un hotel con buen servicio, sonrisas y amabilidad. Ubicado en la base del Fuerte San Cristóbal, el hotel Guancasco es Froni y Froni es Gracias. Con cinco mujeres como ella y Honduras se compone, de verdad.

Tel. 656-1219/73

De su interés

¿Dónde comer?:

¿Sabe usted cuántos restaurantes hondureños son alabados en la dirección electrónica de National Geographic? Hasta donde yo sé, sólo uno y está en Gracias, Lempira.

La razón: porque se dedica a rescatar y promover, íntegramente, a la gastronomía hondureña nativa. En Gracias usted va a comer bien, se lo garantizo.

1.- Rinconcito Graciano: Lizzeth Perdomo vive para la gastronomía hondureña; no sólo cocina, sino que además le sirve personalmente a sus comensales.

Si reserva con tiempo, Lizzeth le llevará por un recorrido de nuestras costumbres gastronómicas a través del tiempo. Cel. 98691335. Recomendado en nationalgeographic.com

2.- Turicentro Ada: Aquí sirven una de las mejores tilapias fritas de toda Honduras. Cosechado en sus propias lagunas, el pescado es realmente fresco y limpio. Don Emilio Hércules ha creado un sitio realmente agradable en el occidente del país.

3.- Lorendiana: Usted se va a volver loco con los encurtidos, dulces, paletas, vinos, confites, jaleas y quien sabe cuántas cosas más, todas hechas de frutas y todas hechas día a día, a mano y con el corazón.

Diana Lorena es un encanto de mujer que ha sabido mantener la verdadera tradición hondureña.