15/04/2024
10:05 PM

La Mosquitia: sin servicios básicos: el ocote es su luz y la lluvia su agua

En las comunidades más pobres de Puerto Lempira viven en condiciones precarias, sin tener energía eléctrica ni agua potable.

PUERTO LEMPIRA.

Lo que millones de personas en el mundo consideran derechos humanos básicos, fundamentales como el acceso al agua potable, alimento, trabajo digno, educación, electricidad o un lugar adecuado donde hacer sus necesidades fisiológicas, para miles de misquitos son “lujos” que no se pueden dar.

En tiempos en que la humanidad presume de vivir en laera tecnológica”, un trabajo periodístico de Diario LA PRENSA expone que en Puerto Lempira prácticamente es como si se viviera “en otra era”.

La realidad que se observa al adentrarse en las comunidades rurales misquitas es que están llenas de niños con estómagos abultados y lesiones en su piel por la desnutrición, una población en condición de inseguridad alimentaria extrema que carece de oportunidades de empleo, que viven en chozas de madera podrida, troncos y paja en las que no hay electricidad, ni sistema de agua potable ni mucho menos algún método de saneamiento.

Datos
54,555 es la población total en Puerto Lempira, según estadísticas del INE. De ellos, el 62% o sea unos 34,000 viven en zona rural.
31 aldeas hay en el municipio de Puerto Lempira. En cuanto a caseríos, hay 233, según la última Encuesta de Hogares del INE.
1.4% de los habitantes de Puerto Lempira utilizan paneles solares como fuente de iluminación y un 3.6% tienen que usar motores de generación.
Así viven los misquitos, ese grupo étnico y ancestral de Honduras que parecen condenados a un perpetuo sufrimiento, olvido y abandono.

En Puerto Lempira, el 60% de los habitantes usan ocotes o velas como fuente de iluminación para sus hogares, muchos de los cuales son chozas de madera y paja y un 8% se alumbra con candil o lámpara de gas, algo que revela la última Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y que en mi viaje pude corroborar.

Considerando que la mayoría de los hogares misquitos son chozas construidas a base de madera podrida y paja, es evidente que el hecho de que usen ocote o velas como fuente de iluminación representa un gran peligro de incendio.

Transporte
Menos del 6% de la población en Puerto Lempira tiene un vehículo propio, según la Encuesta de Hogares del INE.
Agua. El sistema de obtención de agua también sigue siendo primitivo.En Puerto Lempira, el 49% de la población tiene como principal fuente de extracción de agua los pozos malacates y el 23% consigue el líquido de vertientes, ríos, arroyos o lagunas, indica el INE.

Sin embargo, algunos casos son aún más extremos, pues la doctora Jenny Melissa Oliva, del centro de salud de Yahurabila, cuenta que muchos todavía “beben agua lluvia. Muchos sufren infecciones, ya que la recolectan en sus cubetas después de que cae por láminas sucias y oxidadas”, reveló.

En cuanto a educación, el INE señala que el 26% de los habitantes del municipio no tienen ningún tipo de formación académica.

Insalubridad. Recorriendo las apartadas comunidades misquitas del área rural, donde viven más de 34,000 pobladores, se puede ver la precariedad de lo que se usa como “sistema de eliminación de excretas”.

Lo que hay son pequeñas casetas construidas sobre el agua para defecar sobre la laguna de Caratasca.En esas comunidades, muchos de los misquitos nunca han usado un sanitario moderno y quizás se reirían, sin malicia alguna, si supieran que hay un Día Mundial del Retrete, decretado desde 2013 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que se conmemora cada 19 de noviembre.

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La cocina es otra evidencia del rezago en la región, pues el 73% del total de los habitantes de Puerto Lempira todavía dependen de la leña para cocinar sus alimentos.

Sueños imposibles. Fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, agua limpia y saneamiento, energía asequible, trabajo decente y crecimiento económico, reducción de las desigualdades, son algunos de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que espera que estén cumplidos en 2030.Pero La Mosquitia hondureña es un “mundo aparte” y ahí esos objetivos son tan solo una lista de deseos que parecen inalcanzables.

Foto: La Prensa

Con madera podrida están hechas las chozas.
Desesperanza. Mientras afila su machete afuera de su humilde choza, el misquito Carlos Reyes confiesa que no tiene mucha fe en un mejor futuro.

He sido vigilante y puse a mis hijos a estudiar. Ellos se graduaron del colegio, pero se tuvieron que ir de aquí porque nunca hallaron trabajo”, expresó.Por su parte, Marta Francesca Rodríguez, quien se dedica a la venta de pescado, afirma que urge la creación de puestos de trabajo. “Nosotros tenemos ganas de trabajar, pero la gente que puede se va porque no hay oportunidades”, reclamó.

Añadió: “No es justo que esta zona esté abandonada como si no fuéramos parte de Honduras. Seguimos olvidados”.

Foto: La Prensa

En la precariedad, un misquito prepara alimento para su familia.