19/04/2024
08:06 PM

Migración deja desoladas las comunidades garífunas del Puerto

Saraguayna, comunidad remota a la que no hay acceso vial, es un “pueblo fantasma”.

    Puerto Cortés.

    La falta de oportunidades laborales, el nulo acceso a los servicios de agua potable y energía eléctrica y la falta de infraestructura vial ha provocado una migración masiva de los garífunas de la comunidad de Saraguayna, que ahora solo es un conjunto de casas desoladas.

    Para llegar a esta comunidad hay que viajar por una calle de terracería 20 kilómetros hasta llegar a la barra del Chamelecón, luego hay que atravesar el cuerpo de agua en una lancha. Pasando el río, los habitantes deben caminar alrededor de 4 kilómetros por un sendero hasta llegar a un punto que delimita el municipio de Tela y Puerto Cortés.

    Saraguayna se ubica entre la barra del río Chamelecón y la barra del río Ulua, junto a playas intactas, donde no hay energía ni agua potable.
    Saraguayna, ubicada frente a playas vírgenes, durante muchas décadas fue la comunidad garífuna más pujante con una amplia producción agrícola de arroz, maíz, yuca y coco, los cuales eran vendidos en los mercados porteños.

    Hoy, su aporte cultural está a punto de desaparecer, pues de 200 familias hoy solo habitan menos de 30 personas mayores que recuerdan los mejores tiempos.

    Melvin Dolmo, coordinador de las etnias de la municipalidad porteña, dio a conocer que la problemática va más allá, pues semanalmente los garífunas de Travesía y Bajamar, comunidades que están antes de llegar a la barra del Chamelecón, dejan abandonadas sus casas para emigrar a Estados Unidos y algunos a otros puntos del país.

    Por falta de trabajo y desarrollo dentro de la comunidad, la gente ha tenido que emigrar. Prácticamente, Saraguayna es una comunidad fantasma”, dijo. El funcionario cree que un plan turístico a gran escala, con ayuda del Gobierno, podría preservar estas comunidades, que representan la historia de Honduras, pero aunque han existido acercamientos no hay planes a corto plazo.

    Sindy Melany Sirú, directora y docente de la escuela Mario Enrique Prieto, contigua a la barra de Chamelecón, dijo que alrededor de seis familias de la zona han migrado en el año. Esta escuela es lo primero que se encuentra una vez se atraviesa la barra en lancha. Allí no hay agua ni luz, los 63 niños que reciben educación carecen de textos y de la infraestructura necesaria, pues hay goteras en el techo y en las letrinas pueden enfermarse.