La esperanza de dos padres aferrados a que su vástago permanezca con vida, aunque los doctores digan lo contrario, puede llevarlos a esperar el tiempo necesario hasta estar seguros del estado del niño.
Este es el caso de la familia Manzano que hasta el momento mantiene el cuerpo de su niño en casa en un velatorio que parece ser eterno ya que, según ellos, el menor muestra signos vitales; transpira, abre los ojos, mueve los brazos y hasta derrama lágrimas.
Relato
Eran las 5:00 pm del miércoles 24 de abril cuando familiares y amigos del pequeño Elmer Oseas Manzano (2) procedían a enterrarlo, luego de fallecer por una intoxicación, según dictamen médico del hospital Mario Rivas.
Al llegar al lugar, la familia del menor decidió abrir el ataúd por última vez para despedirse pero se llevaron la sorpresa que el niño abrió los ojos y movió las manos.
'Inmediatamente, unos oficiales de la Policía se llevaron al niño en una patrulla a una clínica de Trinidad (Santa Bárbara) pero allí les dijeron que acababa de morir', relató a LA PRENSA, Leonarda García, una de las testigos del caso.
Incertidumbre
'A las 8:00 am, yo misma llevé el féretro del niño hacia el campo santo de nuevo y allí si vimos que estaba sudando y derramó lágrimas con los ojos abiertos. Solamente sus pies estaban inmóviles', continuó relatando García.
Por segunda vez lo regresaron a la casa donde aseguran que recuperó el color normal de su piel y que incluso una enfermera lo revisó y aseguró que tiene signos vitales.
'Aquí han venido montón de medios de comunicación y pastores a orar pero nosotros lo que queremos es que venga un doctor experto fuera de aquí y nos dé un diagnóstico claro porque el niño suda y esta con sus musculos vivos', finalizó.
El hecho conmocionó a toda la población hondureña pues, por casi 6 días, el niño permaneció en su casa de habitación hasta que sus padres se aseguraron que estaba vivo.