24/04/2024
11:28 AM

Urbes de Centroamérica dejan atrás a San Pedro Sula

San José, Costa Rica, y Managua, Nicaragua, inauguraron en los últimos años plantas de tratamiento de aguas residuales. El Salvador invertirá $500 millones en la construcción de tres.

    San Pedro Sula, Honduras.

    Las autoridades municipales aspiran a convertir a San Pedro Sula en una smart city (ciudad inteligente), sin embargo, en el corazón de esta urbe (en este momento) hay aguas negras a flor de calle.

    Las cloacas abiertas, por las cuales brotan borbollones de aguas negras pestilentes, evidencian que el gobierno local y Aguas de San Pedro no han logrado llegar acuerdos para solventar el gran problema de salubridad que disminuye la calidad de vida de los habitantes, espanta a los turistas y frena la inversión.

    En 2001, la Municipalidad y Aguas de San Pedro firmaron un contrato de concesión para que esa empresa de capital italiano administrara y modernizara el sistema de agua potable y saneamiento.

    Ese contrato, con vigencia de 30 años, obliga a Aguas de San Pedro a construir plantas de tratamiento de aguas residuales en Chotepe, Rivera Hernández y Cofradía.

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    La primera planta, de acuerdo con el contrato, debió construirla Aguas de San Pedro hace una década, pero los desacuerdos frenaron el proceso.

    En los últimos cinco años, la Fundación para el Desarrollo del Valle de Sula y otras organizaciones han insistido en que la ciudad necesita urgentemente un nuevo sistema de saneamiento, pero, hasta ahora, no hay resultados materiales.

    Martín Mayorquín, presidente de esa fundación, considera que “es urgente que la Municipalidad apruebe el Plan Maestro de Alcantarillado Sanitario para que Aguas de San Pedro comience la construcción de tres plantas de tratamiento de aguas negras”.

    “Si la ciudad lograra en un corto plazo solucionar ese problema, las empresas extranjeras que son estrictas con el cumplimiento de normas ambientales mirarían a San Pedro Sula con buenos ojos para venir a invertir”, argumenta Mayorquín.

    Aguas de San Pedro y la Municipalidad, que por más de una década se enredaron en discrepancias, intentan en estos días llegar a acuerdos definitivos en medio de diferencias, mientras otras urbes de Centroamérica mejoran las condiciones de vida de sus habitantes.

    En septiembre de 2015, el gobierno de Costa Rica y las autoridades municipales de San José inauguraron una planta que favorece a más de un millón de habitantes de 11 cantones. Para desarrollar este proyecto, el gobierno de Japón le prestó a ese país $125 millones.

    Mientras en febrero de 2009, Managua estrenó una planta que le costó $86 millones. El Banco Alemán de Desarrollo financió $36 millones, el Banco Interamericano de Desarrollo $12 millones y la diferencia el Gobierno y el Fondo Nórdico de Desarrollo.

    En El Salvador, a finales de 2018, la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados anunció que, por un monto de $500 millones y por medio de alianzas público privadas, construirá plantas en San Salvador, San Miguel y Santa Ana.

    La especialista en agua Diana Betancourt, miembro de la organización Water For People, advierte que “los sistemas de alcantarillado sanitario tienen una vida útil máxima de 50 años y con el crecimiento de la ciudad es necesario adecuar la planificación del drenaje”.

    “En la medida que se extiende horizontalmente la ciudad, entonces demanda colectores de mayor capacidad. Sobre el tema de tratamiento de aguas, la ciudad tiene una mora legal desde 1993, cuando aprobaron la ley ambiental. En este momento, San Pedro Sula ofrece un pobre saneamiento para las personas”, dice.

    - Foco de Contaminación -

    Esta fotografía muestra aguas negras en la esquina de la tercera calle, segunda avenida, frente al estacionamiento del edificio Plaza Presidente Paz. Cerca de este foco de contaminación hay tiendas de ropa nueva y de segunda, negocios de comida y tiendas de electrodomésticos. Los comerciantes informales de esta zona le restan importancia a este problema y, a pocos metros, desayunan, almuerzan y cenan sin temor a las enfermedades.