13/04/2024
11:30 PM

Los pederastas andan sueltos

Entre 2014 y 2018, Medicina Forense examinó a unas 9,000 niñas. En este periodo, la justicia condenó a 539 y absolvió a 508 acusados.

San Pedro Sula, Honduras.

Ángela, madre de Fernanda, está “decepcionada de las leyes”, porque el hombre que le daba cervezas, marihuana y que intentó violar a su hija de 14 años “anda libre”.
“Yo no entiendo qué pasa en este país. A ese hombre lo capturaron y lo metieron preso unos días y ahora está libre. Me lo hubieran dejado en mis manos para que pagara lo que hizo”, murmura.

Autoridades policiales capturaron a Aníbal por haber golpeado e intentado violar a Fernanda, pero al cabo de los seis días las autoridades judiciales lo dejaron en libertad.
Ángela, quien se dedica a “lavar ropa ajena”, no es la única madre que cree que las niñas están desprotegidas. Además de ella, varios miles creen que los pederastas “andan sueltos”. La percepción negativa de los padres y de las víctimas no está lejos de la realidad, revelan las estadísticas.

Entre 2014 y 2018 el Ministerio Público emitió más de 9,000 requerimientos para que Medicina Forense le practicara exámenes a niñas que, según ellas, sufrieron agresiones sexuales.

En contrapunto, en ese mismo periodo de 5 años, los tribunales de Sentencia y los juzgados de Letras de lo Penal de todo el país emitieron 539 sentencias condenatorias y 508 absolutorias.

De forma separada, los tribunales de Sentencia dictaron 298 condenas y 267 absoluciones. Los juzgados de Letras de lo Penal (en juicios abreviados) 241 resoluciones condenatorias, 241 sobreseimientos definitivos y 357 sobreseimientos provisionales de acuerdo con información del Centro Electrónico de Documentación e Información Judicial (Cedij).

Actos de lujuria
La pena por el delito de actos de lujuria es de 5 a 8 años. Incrementa 1/2 cuando la víctima es una menor de 14 años
Los tribunales y juzgados han resuelto sobre imputados por los delitos de tentativa de violación, tentativa de violación especial, violación, violación especial; actos de lujuria, estupro e incesto.

¿Por qué no todos los acusados son condenados? Norma Iris Coto, magistrada de la Corte de Apelaciones de lo Penal en San Pedro Sula, plantea que muchos factores inciden negativamente para que los jueces no decreten una sentencia como los padres y las víctimas esperan.

“El delito de violación no es fácil probarlo. Este hecho se comete donde no hay testigos. Prácticamente, la víctima se vuelve principal testigo del hecho. Son actos cometidos en la clandestinidad, donde es oscuro, no se puede ver, cuando los niños y niñas están solos, mientras sus madres trabajan. Probar con testigos, que son el principal medio de prueba para tener éxito en un juicio, es difícil en estos casos”, dice.

Para los jueces, la prueba poderosa es la científica, es decir, el dictamen de Medicina Forense; sin embargo, esta no siempre aporta la información necesaria que les permita dictar una condena.

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“Cuando la víctima, después del hecho, se ha aseado es difícil encontrar rastros seminales y otros”, explica.

Muchas niñas que han sido objeto de agresiones sexuales por temor a la vergüenza, miedo y otras causas, guardan silencio y hasta después de varios meses, incluso, varios años, presentan una denuncia.

Aunque en el país hay leyes drásticas para castigar a los pederastas, Coto, una magistrada con más de dos décadas dentro de la carrera judicial, observa una “impunidad grande” porque “las víctimas no presentan la denuncia de manera inmediata” o quizás “la mitad de las personas que han sufrido (...) no viene a denunciar”.

En los tribunales y juzgados los administradores de justicia se enfrentan cotidianamente ante dilemas, no obstante, todas las decisiones deben estar basadas en la objetividad para no perjudicar a personas que no son culpables.

“Hay que tener mucho cuidado. Se da que muchas mujeres despechadas vienen a acusar a hombres por violación y no ha sido así. Entonces, no es un caso fácil para ningún juez. Debe tener mucha minuciosidad para examinar hasta lo último que dice la víctima y los testigos”, argumenta.

Los jueces, además de observar debilidad den las pruebas, han detectado que muchas niñas víctimas de abuso a veces se retractan al declarar ante un juez.

Investigación. René Altamirano, exjuez de los tribunales de Sentencia en San Pedro Sula, coincide con la magistrada Coto, respecto a que muchos hombres quedan en libertad porque el Ministerio Público no logra reunir las pruebas que desnuden el delito.
“Este delito se da en el seno de la familia, de parte de parientes de la víctima. En la mayoría de las veces los testigos se abstienen de ir a declarar ante el juez por influencia de la familia, conveniencias particulares y miedo”, dice y advierte que los investigadores “no tienen las herramientas adecuadas para investigar la particularidad de este tipo de delitos”.

“Los investigadores deben ser psicólogos y sociólogos, no un policía común y corriente. Estos temas son difíciles de abordar con una menor de edad. Requieren cierta técnica investigativa para hacer un interrogatorio y no agredir y victimizar a la persona que tiene condición de víctima”, opina.

Dado a que este delito afecta a un alto número de menores de edad, considera que “debería haber un organismo especializado en la investigación de estos casos” porque “la ley está clara y la manera de sancionarlo también, pues aquí las penas son altas”.

Por ahora, según exjueces, los padres de familia deben tomar medidas para evitar las agresiones sexuales cometidas por familiares y amistades contra sus niñas.

En el peor caso, cuando sucede la violación, la niña no debe asear su parte genital y sus padres, dicen los jueces, deben llevarla de manera inmediata a Medicina Forense.