La bandera y país de origen de cada empleado resalta en la identificación de cada miembro del crucero Norwegian Gem, el cual partió desde Nueva York (EEUU) y siguió hacia Puerto Rico, Isla de San Martín, Antigua y Saint Thomas.
El Norwegian Gemy expone un ambiente cálido; además alberga un rasgo muy particular que sobresale en el rostro de los aproximadamente 15 empleados hondureños que integran la tripulación, donde la convicción es de que el arduo trabajo les permitirá brindarle a sus familias un futuro mejor, esta es la premisa con la que afrontan diariamente las pesadas y numerosas horas de trabajo con la mejor disposición posible.
Corey Bennett (26) originario de Roatán conversó en medio de una agitada jornada laboral sobre su experiencia en esta embarcación, su dolor al estar alejado de sus hijos es muy profundo, pero la satisfacción de proveer para sus dos pequeños es el premio que más le gratifica.
Corey Bennett.
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Para este joven hondureño trabajar en el mar ha sido su sueño de infancia, la situación económica en las Islas de la Bahía le ha impulsado a navegar en otros mares.
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“Estudié para realizar este trabajo, entendí cierto día que debía asegurar el futuro de mis hijos y me embarqué, he pensado mucho en renunciar cuando ellos me preguntan porque no estoy en casa, espero que ellos puedan entender que deseo darles mucho más de lo que mi familia fue capaz de darme, económicamente ha sido muy bueno, personalmente he crecido mucho, soy un mejor hombre, padre y ciudadano, lo que he aprendido aquí me será muy útil el resto de mi vida”, Concluyó Bennett.
La porteña Valeria Murcia se desempeña en el área de restaurantes como mesera, durante las horas de mayor demanda es común verle enfrentando la gigantesca labor de atender a miles de pasajeros con una sonrisa en su rostro, su historia es muy similar a la de sus paisanos, entiende que se sufre, que es un trabajo agotador, pero también disfruta esta oportunidad de viajar, conocer, trabajar, crecer, ahorrar y forjarse un futuro mejor en esta su segunda aventura en un crucero.
“Ha sido una linda experiencia, estoy trabajando para dale un futuro mejor a los míos y de paso viajando, he tenido la oportunidad de conocer Estados Unidos, Barbados, San Martin, Santa Lucia, Antigua, San Thomas, Puerto Rico y muchos lugares más”.
A Valeria le gustaría ver más hondureños en esta industria y sobre el trámite que se requiere para poder optar a estos empleos indicó.
“No es tan sencillo por lo del papeleo, pero vale la pena intentarlo, las personas interesadas deben sacar los cursos de marino mercante en Omoa, La Ceiba y Tegucigalpa, entre los requisitos están el saber algo de inglés, acudir a una agencia de embarque, llenar los formularios, hacer entrevistas vía Skype, tener paciencia esperando que le llamen a uno, con la compañía que yo me embarqué no tuve que pagar ni un lempira, ellos me hicieron todo el trámite para poder embarcarme”.
Las ventajas según comentó la oriunda de Puerto Cortes son muchas, ya que no pagan por hospedaje, alimentación, transporte, uniformes, lavandería, médicos, servicios básicos etc… y el salario les queda intacto. Lo difícil es que aquí no está tu familia, te pierdes las graduaciones, cumpleaños, navidades, días festivos, durante año nuevo estaré trabajando, pero ellos tendrán todo lo que necesitan y eso me enorgullece.
Valeria Murcia.
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“Lamento no haber descubierto este tipo de trabajo anteriormente, aunque es muy desgastante es bonito, me gusta ver como he crecido como persona aquí, es una linda oportunidad para aprender y conocer del mundo, le diré que es un desafío muy grande atender a cerca de 3 mil personas, pero uno debe aprender a manejarlo, aunque la comunicación en inglés lo hace algo complicado”.
Para la jovial mesera hondureña, el camino a seguir esta trazado y espera poder llevar a cabo cada una de sus metas, según nos indicó: “Dentro de mis planes esta hacer 2 contratos más de 8 meses y culminar mi carrera universitaria para poder regresar y optar a una mejor posición aquí, aquí pasas tan ocupada que ni cuenta te das que estas sobre el mar, porque a veces nunca lo miras, eso si los primeros tres meses fueron muy duros, pero ya me acostumbre y estoy muy feliz”.
Connie Castillo. |
“Los contratos cuando empecé eran de 6 meses y ahora tenemos de hasta 9, por lo que la convivencia es muy importante y más con tus paisanos, habremos aproximadamente 15 empleados hondureños en este barco y todos trabajamos en el área de cocina y restaurantes, nos llevamos muy bien, nos apoyamos y somos muy solidarios el uno con el otro, se siente muy bien el tener personas con las que compartes las mismas costumbres e intereses”, Resaltó Álvarez.
Después de 8 años en este negocio Nilda planea realizar dos contratos más y retirarse.Con sus ahorros desea abrir un pequeño negocio que le permita suplir sus necesidades y las de su familia.
Nilda Álvarez.
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