19/04/2024
12:32 AM

El 41% de personas en pobreza extrema están en el área rural

En la región, las poblaciones de estas zonas están expuestas a la inseguridad alimentaria.

    Santiago, Chile

    Las personas que viven en el medio rural tienen mayor riesgo de padecer inseguridad alimentaria, asegura la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

    39%
    de las mujeres en las zonas rurales de Latinoamérica no tienen ingresos propios. El promedio general, entre zona urbana y rural, es de 30% de féminas sin ingresos propios.

    “Las zonas rurales en general, determinados territorios rezagados, las mujeres, las personas y hogares con menores ingresos, y los pueblos indígenas enfrentan mayores niveles de exclusión del derecho a la alimentación y se encuentran en un riesgo muy alto de quedarse atrás en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2 y 3”, dice el informe.

    La FAO, además, apunta que “para estos sectores geográficos y territorios, las políticas generales relacionadas con el derecho a la alimentación, son insuficientes y, a veces, también inadecuadas, y requieren soluciones específicas adecuadas a sus circunstancias”.

    El documento expone que la pobreza restringe el acceso de las personas a alimentos adecuados.

    “La pobreza rural puede significar un mayor grado de vulnerabilidad debido a las particularidades del territorio relacionadas con la volatilidad de los ingresos (el empleo temporal es mucho más común que en las zonas urbanas) y los riesgos de desastres naturales que pueden afectar a las principales actividades económicas que se desarrollan en los territorios rurales”, explica el informe.

    Grave situación

    En los últimos años de estancamiento y contracción económica, la pobreza extrema rural fue la que más aumentó.

    85%
    de las horas trabajadas por las mujeres en la zona rural no son remuneradas. En el caso de los hombres, entre el 10% y el 35% de las horas que trabajan no reciben ningún pago.

    Según la FAO, el 41% de personas que viven en pobreza extrema en América Latina están en el área rural.

    Además, la prevalencia de la pobreza extrema en estas zonas (22.5%) sigue siendo significativamente mayor que la pobreza extrema (10%) a nivel regional.

    En el caso de la pobreza rural, la brecha respecto a la pobreza se encuentra cerca de los 18 puntos porcentuales, al igual que a principios de la década del 2000.

    Esto representa que un 29% de los pobres que están en América Latina y el Caribe están en zonas rurales.

    Sufrimiento indígena

    La mayor incidencia de la pobreza en las zonas rurales tiene un reflejo directo en distintas formas de malnutrición que afecta a los grupos de población tradicionalmente excluidos.

    “En el medio rural el retraso en el crecimiento afecta desproporcionadamente a la población indígena, la inseguridad alimentaria afecta más a las mujeres y la anemia en mujeres en edad fértil es mayor”, lamenta la FAO.

    En la región hay diferencias importantes en las zonas urbanas y rurales. Por ejemplo, el 77% de la población urbana tiene acceso a servicios seguros de agua y otro 22%, a servicios básicos de agua.

    Pero en las zonas rurales, el 86% tiene acceso a “por lo menos” servicios básicos de agua, sin identificarse qué porcentaje de estas fuentes son servicios seguros.

    En cuanto al uso de otras fuentes de agua, el porcentaje de la población urbana donde el servicio es limitado (0.2%), las fuentes no son mejoradas (0.8%) y las aguas superficiales (0.2%), es bastante bajo; pero en las zonas rurales las fuentes no mejoradas y las aguas superficiales superan el 5%.

    La FAO revela que también en las zonas rurales el acceso es más limitado a los servicios de saneamiento.

    Así, el acceso a los servicios seguros en las zonas urbanas es de 26.6% y el 63.5% tiene acceso a servicios básicos.

    En las zonas rurales el 68% de la población accede a “por lo menos” servicios básicos, mientras que un 15% cuenta con fuentes sanitarias no mejoradas y un 11% realiza defecación al aire libre.

    Lecciones

    La directora de nutrición de la FAO, Anna Lartey, aseguró que los indígenas, que viven “en simbiosis con el medioambiente”, pueden contribuir a mejorar los “defectuosos” sistemas que han llevado a varios miles de millones de personas a sufrir malnutrición.

    Resaltó que los indígenas, frente a los modelos industriales centrados en la producción y la utilización de químicos, ofrecen alternativas como cadenas cortas de alimentación (cultivando cerca de los hogares) y productos más saludables.

    Barbara Burlingame, de la Universidad de Massey (Nueva Zelanda) destacó la importancia de los alimentos nativos y mencionó los sistemas tradicionales arroceros en algunos países, que han favorecido el aumento de las poblaciones de peces y mariscos.