16/04/2024
10:40 AM

Mensajeros de la Paz llevará asistencia a los más desposeídos

Ya se creó una directiva en San Pedro Sula que liderará el doctor José Jaar. La Fundación apoyará inicialmente a hogares que atienden niños

    San Pedro Sula, Honduras

    A pesar de estar familiarizado con la niñez necesitada, discapacitados y refugiados, el padre Ángel García Rodríguez, de origen español, confiesa que “se le encogió el corazón” al recorrer los centros de la ciudad adonde asisten niños con limitaciones.

    50
    países tienen la bendición de contar con Mensajeros de Paz. Hace más de dos décadas traspasó las fronteras españolas.

    El sacerdote que recibió el premio Príncipe de Asturias de la Concordia, entre otros, por su invaluable labor al frente de la organización Mensajeros de Paz, llegó a San Pedro Sula con un solo objetivo: edificar la Asociación en el país.

    Con su visita se construyeron los primeros cimientos para que la Asociación Mensajeros de la Paz funcione en Honduras, específicamente en San Pedro Sula.

    El padre Ángel se emociona al recordar cómo empezó la gran obra que hoy está en más de 50 países atendiendo a más de 45,000 niños, 18,000 adultos mayores, mujeres maltratadas, niños discapacitados y refugiados.

    El sacerdote diocesano nació en Mieres, Asturias, el 11 de marzo de 1937. Es fundador de la Asociación Cruz de los Ángeles, de la Fundación Mensajeros de la Paz y presidente fundador de la Asociación Edad Dorada.

    Uno de los primeros destinos del padre Ángel, recién ordenado sacerdote, fue la capellanía del antiguo orfanato de Oviedo. Desde entonces empezó a trabajar para proporcionar a los niños allí internos lo más parecido a un hogar normal, y lograr en ellos un desarrollo personal y psicosocial completo a través del crecimiento en un entorno familiar, afectivo y estimulante.

    Así nacieron los primeros hogares de Mensajeros de la Paz, adonde los hermanos podían seguir permaneciendo juntos, aunque fueran de distinto sexo, algo totalmente revolucionario en la España de entonces. Muy pronto estos hogares se fueron extendiendo por toda España y después empezaron a abrir en otros muchos países, principalmente en América Latina. Ya están en El Salvador y luego en Honduras.

    Primeros pasos

    En su primer viaje a San Pedro, el sacerdote se reunió con empresarios y se ha conformado la junta. “Estamos haciendo la junta de mensajeros que liderará el médico José Jaar, y los estatutos están listos” dijo.

    Padre Ángel
    ha escuchado las demandadas de ayuda humanitaria urgente presentadas por países que han sufrido desastres naturales, crisis humanas o que atraviesan momentos de dificultad especial.

    Inicialmente se apoyará y atenderá a los hogares que ya asisten a los más desposeídos, muchos de ellos visitados por el sacerdote.

    “En esta población, como en otras, hay mucha necesidad, se encoge el corazón cuando vemos los centros porque se necesita más atención de la que hay”, dijo. Explicó que en unos meses, si la burocracia lo permite, estarán funcionando.

    “Son cientos de niños los que están en problemas y en pleno siglo 21 no es posible que se siga así porque los que somos sensibles ante esto no podemos dormir tranquilos”, indicó. Destacó que es responsabilidad de los gobernantes trabajar por ellos, pero también de los que andamos a pie porque hay gente que en realidad vive mal.

    Ejemplar

    La experiencia del sacerdote es impresionante. Tras haber fundado una oenegé laica con el objetivo de llegar a más personas, el padre Ángel no redujo su trabajo a la protección de la infancia, sino que empezó a diversificar el campo de acción de su organización.

    El presbítero dice que es importante que las autoridades celebren de vez en cuando sus sesiones corporativas, sus Consejos de Ministros y sus Congresos Nacionales en los pasillos de un orfanato o de un centro, un hogar adonde se atienden personas desposeídas para que conozcan de primera mano las necesidades que se viven.

    Muy contento con la receptividad del empresariado y dispuesto a trabajar, el padre que también en 2017 fue propuesto como candidato al Premio Nobel de la Paz, está decidido a trabajar por la niñez sampedrana.

    El lema de Mensajeros de Paz es: “Le querrás más que a un hijo”, y espera que así sea en Honduras para que la población se sensibilice ante los más desposeídos.

    De interés

    Mensajeros desarrolló proyectos de atención a muy distintos sectores vulnerables de la sociedad: diversidad funcional, mujeres víctimas de la violencia machista, población inmigrante, etc.

    A partir de los años 90, y especialmente en países occidentales, unas de las preocupaciones principales del padre Ángel fueron las personas mayores. Para ellas creó residencias de ancianos, centros de día y otros proyectos destinados a favorecer sus condiciones de vida.