19/04/2024
03:18 PM

Venezolanos encontraron en San Pedro Sula el paraíso perdido

Están trabajando y organizando su colonia en la capital industrial.

    San Pedro Sula, Honduras.

    La ciudad de San Pedro Sula es uno de los paraísos que han encontrado los venezolanos cuando huyen del infierno en que se ha convertido su país.

    Así lo expresan algunos de estos inmigrantes, como David Berdugo, quien hace un año y ocho meses llegó de Venezuela a la norteña ciudad, en donde se dedica a vender las típicas arepas venezolanas.

    Durante once años trabajó como contador y supervisor de una franquicia norteamericana de comida. Le iba bien, pero las cosas comenzaron a empeorar con la llegada al poder de Nicolás Maduro, al punto que comía solamente dos veces al día debido a la escasez de productos alimenticios.

    Se le hacía difícil conseguir productos como aceite, azúcar, huevos, mantequilla amarilla y harina, porque estos llegaban en pocas cantidades a los supermercados y rápidamente se agotaban.

    David comenzó como asistente de un hermano suyo dedicado al negocio de la gastronomía.
    A veces regresaba con las manos vacías a la casa después de hacer cola frente a un supermercado.

    Tenía que averiguar a qué supermercado había llegado determinado producto, pues los alimentos básicos solo estaban ciertos días en los diferentes establecimientos, explicó.

    Esta situación la aprovechan personas desempleadas para practicar una especie de mercado negro de productos básicos, conocida en Venezuela como ‘bachaqueo’. Se meten a las colas para comprar en grandes cantidades los productos existentes por el momento, para venderlos a precios exorbitantes cuando desaparecen del mercado.

    Aparte de ello, adulteran productos como el champú al que echan agua, o las bolsas de harina a las que meten algún objeto pesado.

    En una de las gráficas se ve también a Fredy Millamizar con su hermano Alexander Jesús en una venta de pollo “chuco” de la ciudad.
    También los repuestos o refacciones se han puesto más caros. “Si a uno se le pincha un caucho (llanta), se queda a pie porque resulta muy caro comprar otro. Un caucho cuesta el equivalente a un salario mínimo”.

    La situación de su país lo orilló a tomar una decisión: seguir en lo mismo o emigrar, aunque esto último significaba dejar a su padre y a otros familiares. Su exesposa determinó emigrar a Argentina, así que estaba solo pues no procrearon hijos.

    Su hermano Antonio, quien reside en San Pedro Sula desde hace más de once años, lo motivó para que se viniera y lo introdujo en el negocio de la gastronomía.

    En esta ciudad residen unos setenta venezolanos, quienes están levantando un censo con miras a formalizar su colonia.

    Se calcula que en San Pedro Sula hay viviendo unos 70 venezolanos. La mayoría de ellos llegó huyendo de la situación prevaleciente en su nación.
    Desaciertos

    Entre los recientes inmigrados venezolanos se encuentra Fredy Millamizar, un joven profesor de educación física, música y teología bíblica, quien ya está haciendo planes para casarse con una sampedrana.

    “Estudié canto y me iba muy bien cantando en Venezuela, hasta que las cosas se complicaron por algunas medidas impuestas por el Gobierno”, relató.

    Señaló que algunas de las disposiciones gubernamentales que provocaron el caos económico es haber emitido una moneda que no tiene el suficiente respaldo en oro.

    Los desaciertos comenzaron desde la administración del expresidente Hugo Chávez, quien expropió muchas empresas para dárselas a la gente, pero esta gente las quebró por no saber administrarlas, expresó Millamizar.

    El muchacho está trabajando como profesor en un centro educativo de La Lima, en donde le va mejor que en su tierra natal. Publicó en Facebook que sus propinas hondureñas son mejor que un sueldo venezolano, “sin contar que el sueldo hondureño es mejor que el de allá”.