19/04/2024
10:02 AM

'Siendo nuevo comandante dormí en una cama sin colchón”

El mayor Alberto Varela ya no tiene que lidiar con las llamadas de trasnochados vaciladores porque el Cuerpo de Bomberos cuenta con un moderno sistema conectado al 911.

    San Pedro Sula, Honduras.

    Desde niño, Alberto Varela usaba un casco de bomberos que le regaló su padrecomo muestra de admiración hacia aquellos hombres que veía pasar por la colonia 21 de Octubre, en Tegucigalpa, rumbo a su labor entre el sonido de las sirenas.

    Aunque los veía como héroes, no pensaba que algún día sería uno de ellos. Cuando llegó a la mayoría de edad, se le presentó la oportunidad de su vida: su madre lo inscribió en el Cuerpo de Bomberos de Tegucigalpa gracias al contacto que consiguió con un oficial de la institución.

    “Tuve el privilegio de que no me inscribieron como bombero voluntario sino como permanente, de una vez”, recuerda el ahora comandante del Cuerpo de Bomberos de San Pedro Sula.

    Resuelve problemas inherentes a la institución dentro y fuera de la oficina. Aquí con su secretaria Claudia Moya.
    El calor de la ciudad industrial le dio la bienvenida en 2015 en los momentos en que los bomberos dejaban de ser municipales para pasar a ser parte de Bomberos de Honduras.

    A Varela le tocó estrenarse como bombero en la catástrofe del 21 de octubre de 1989, cuando el avión Boeing 727 de Tan Sahsa se estrelló en el Cerro de Hula con 138 pasajeros y ocho tripulantes a bordo.

    Fue una labor más de recuperación de cadáveres que de rescate, porque de las 146 personas solamente 15 lograron sobrevivir.

    “Todo el día estuvimos sacando cadáveres, la mayoría de ellos irreconocibles”, recordó.

    Lo inscribieron como bombero permanente cuando se disponía a entrar a la universidad a estudiar veterinaria.
    Donde sí sintió el olor de la muerte fue en un incendio forestal que se desató en El Picacho, pues él quedó acorralado por las llamas sin hallar hacia dónde correr.

    “Se me subía la adrenalina buscando el lugar idóneo para ponerme a salvo. Por eso tengo una idea de lo que pasaron los bomberos que se quemaron” en San Juan del Rancho y La Montañita el pasado mes de abril.

    Durante el huracán Mitch, Varela fue testigo de cómo sucumbieron en el río Chiquito unos reclusos que quisieron escaparse de la entonces Penitenciaría Central, aprovechando la catástrofe. Aunque es experto en rescate acuático, no pudo hacer nada por ellos por lo distante que se encontraban y la rapidez como ocurrieron los hechos.

    'Vamos a tener sistema de GPS en todas las unidades como parte del proceso de modernización', dijo el mayor Varela.
    Cuando llegó como mayor a tomar posesión de la comandancia de los bomberos en San Pedro Sula, todavía la central de Prado Alto no había comenzado su proceso de modernización. “Me tocó dormir en una cama que daba mucho que desear porque no tenía colchón. Amanecía con la espalda ceñida”.

    En ese tiempo todavía funcionaba la gata, una alarma que sonaba en forma estridente cuando ocurría un incendio. La gata fue sustituida por un timbre prolongado, pero Varela quiere rehabilitarla para conservar la vieja tradición.

    En vez de la vieja central telefónica, el edificio tiene un centro de coordinación de emergencia que recibe solamente llamadas seleccionadas del 911. Ya no hay lugar para que personas inoficiosas vacilen a los bomberos con falsas alarmas. Varela recordó que una de las bromas más frecuentes que hacían los trasnochados es que, cuando ellos contestaban, se escuchaba una mujer cantando: “Que vengan los bomberos que me estoy quemando”.

    Durante una visita al gimnasio de la institución.

    Con el veterano bombero Reynaldo Turcios.