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Hondureño lleva 70 años tecleando en máquina de escribir 

  • 16 julio 2018 /

Como empleado del juzgado, Varela estuvo en un fusilamiento en tiempos de Tiburcio Carías Andino.

San Pedro Sula, Honduras

En un vetusto local del centro de San Pedro Sula tiene su oficina el viejo tramitador Alejandro Varela, quien sigue librando una batalla contra el tiempo frente a su antigua máquina de escribir.

Esa máquina marca Olympia es su compañera desde que fungía como secretario del Juzgado de lo Criminal de San Pedro Sula, siendo aún un inquieto jovencito. Ahora con 91 años sobre sus espaldas sigue tecleándola para poner en blanco y negro todo tipo de documentos legales que tramita para sus clientes.

No tuvo la oportunidad de estudiar leyes, pero su experiencia de más de setenta años en los menesteres judiciales lo acreditan para expedir documentos públicos con los protocolos que los abogados le confían por su probada capacidad.
Escrituras de propiedad, permisos para salir del país, traspasos de vehículos y otros documentos que requieren la auténtica de un notario son tramitados por Varela desde que dejó de trabajar en los juzgados.

Trabajando en los tribunales conoció a la secretaria Lidia Centeno con la que se casó y compartió su vida hasta que ella murió. Su nieto Cristian Varela lo asiste ahora que está sacando fuerzas de su cansado cuerpo, para que pueda salir avante con su trabajo.

Su nieto dice que esa máquina debe tener un secreto, porque solo en manos de su dueño funciona bien. “Cuando yo la quiero usar, empieza a fallar”, asegura.

Mientras los clientes esperan por algún documento que Cristian ha llevado a firmar donde un notario, don Alejandro los entretiene contando vivencias de antaño como cuando presenció el fusilamiento de un violador en el desaparecido presidio sampedrano. Refiere que el condenado pidió como último deseo que le llevaran un octavo de aguardiente y un puro, después que los fusileros le advirtieron que no podía eludir la muerte. Luego de tomarse de un sorbo el aguardiente y chupetear rápidamente el tabaco, él mismo pidió a los soldados que dispararan los rifles a su pecho.

Apuntes

1- El tiempo parece haberse detenido en la oficina del tramitador por la estructura antigua del inmueble y la máquina que bien quisiera tener en exhibición un museo.

2- Ya era secretario judicial cuando Alejandro Varela se graduó como perito mercantil y contador público en el Instituto Dionisio de Herrera.

3- Aunque no pudo entrar en la universidad, su vasta experiencia en los tribunales le dio tantos conocimientos que lo único que no hace es litigar.

4- En los juzgados sampedranos trabajó como conserje tras llegar de la ciudad de Yoro, de donde es originario. También trabajó como receptor.