25/04/2024
08:46 AM

Ancianos maltratados hallan la paz en asilos

Ayer se celebró el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez.

    San Pedro Sula, Honduras.

    Un día, cuando menos lo esperaba, los mareros irrumpieron en su pequeña vivienda de madera y arrasaron con todo. Le robaron cinco cargas de frijoles, cinco cargas de maíz y L40,000 que tenía guardados para atender cualquier emergencia.

    Los delincuentes no se tocaron el corazón y poco les importó que Tránsito Cárcamo Cano, pese a tener en ese entonces 79 años de edad, siguiera trabajando para sobrellevar una vejez digna en medio de la soledad.

    Los mareros, después de sustraer los frijoles y maíz que Cárcamo Cano había cosechado, incendiaron la vivienda.

    Tras quedar sin casa, dinero ni ropa y sentirse completamente abandonado, por no tener hijos ni hermanos (porque los 12 ya fallecieron), decidió viajar a San Pedro Sula para pedir refugio en la Casa Hogar Perpetuo Socorro.

    “Yo soy originario de Olanchito, Yoro, pero me vine a San Marcos, Santa Bárbara, a trabajar en lo propio. Hacía milpas y frijolares en tierra alquilada, pero allí los mareros me robaron las cositas y hasta me quemaron la casita de madera que tenía”, relató ayer Cárcamo Cano durante el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. Ahora, con 83 años de edad, Cárcamo Cano se siente “tranquilo y alegre” en compañía de 86 mayores de 60 años que viven en este asilo de ancianos, ubicado en la 13 calle de esta ciudad.



    “Ya tengo como tres años de estar aquí (en la casa hogar), tengo cuatro amigos y paso alegre porque nos atienden bien y siempre tenemos visitas”, dijo a LA PRENSA.

    Cárcamo Cano es un ejemplo de los tantos adultos mayores que en el mundo han sufrido abusos y maltratos de parte de familiares o personas desconocidas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 10% de las personas mayores de 60 años han experimentado vejámenes. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que una de cada seis personas mayores ha sufrido alguna forma de abuso en el último año.

    En la Casa Hogar Perpetuo Socorro, cada una de las 29 mujeres y cada uno de los 57 hombres que reciben apoyo tiene una o varias historias que contar sobre el sufrimiento y dolor causado hasta por sus hijos.

    A René Fernández Ríos (de 93 años) su hijo lo dejó en la calle porque, según él, lo despojó “legalmente” de una vivienda que poseía en Colinas, Santa Bárbara.

    “Yo solo tengo un hijo y al principio él me quería. Cuando yo tenía la casa, él me quería, pero ahora ya no. Él me quitó la casa en son de mentira”, dijo Fernández.



    Mientras Fernández era entrevistado por periodistas de LA PRENSA, Feliciano Flores Reyes, sentado en una silla de ruedas, observaba desde la puerta de la sala de hombres una pequeña fiesta bailable organizada por los estudiantes de Medicina de la Universidad Católica de Honduras.

    Flores tiene casi toda una vida en el asilo -12 años aproximadamente- desde que del Hospital Mario Rivas lo enviaron por no tener familiares que lo apoyaran después de haber sido víctima de un atropellamiento.

    “Yo iba caminando por la calle y un rapidito me dio vuelta. Yo caí en el pavimento y el rapidito pasó sobre mí. Vi un sangrerío. Desperté en el hospital sin una pierna (derecha) y después me mandaron para acá”, recordó Flores Reyes, quien el sábado pasado cumplió 83 años.

    Cada año, por declaración de la ONU, los Estados deben conmemorar el 15 de junio el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, con el objetivo de reducir los maltratos como los experimentados por estos ancianos que ahora reciben apoyo en la Casa Hogar Perpetuo Socorro.

    En este asilo “solo viven mayores que se encontraban en estado de pobreza”, dijo Humberto Alfonso Borjas, apoderado legal de la Casa Hogar Perpetuo Socorro.



    “Generalmente, los adultos mayores que vienen en busca de ayuda son remitidos por la Fiscalía del Adulto Mayor en coordinación con el hospital Mario Rivas. Se dan algunas situaciones diferentes, a algunos los han venido a dejar a la acera”, dijo Borjas.

    En este asilo, que funciona con presupuesto municipal y ayuda de instituciones y empresas privadas, los adultos reciben alimentación, atención médica y recreación.

    Algunos estudiantes, como los de Medicina de la Universidad Católica, como parte del servicio social realizan actividades recreativas para que los ancianos gocen de un ambiente amigable.

    En este tiempo, además de apoyarlos, han conocido “casos tristes”, dijo Camilo Palma, estudiante de Medicina. “Estos señores, aunque muchos están olvidados, se acuerdan de sus hijos y lloran por ellos”.

    La ONU calcula que en 2050 habrá unos 2,000 millones de mayores de 60 años en el mundo. En Honduras hay 770,995 (8% de la población, de 9,304,380 habitantes).