24/04/2024
12:27 AM

Regulación Sanitaria agiliza autorizaciones al sector comercial

Desde julio de 2017, la Arsa opera como una entidad autónoma de la Secretaría de Salud.

    Tegucigalpa, Honduras.

    Honduras se pone a tono con lo que ocurre en los países desarrollados al crear la Agencia de Regulación Sanitaria (Arsa), que antes funcionaba adscrita al Ministerio de Salud y que fue separada desde el 20 de julio de 2017.

    Este organismo ahora mejora las funciones que regulan los productos y bienes de interés sanitario. Es una unidad especializada que toma el modelo como el de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), que regula los productos de consumo y farmacéuticos.
    “Es una agencia independiente, separada de la atención médica, de la salud y que tiene autonomía y es eminentemente técnica. Asimismo, Arsa se rige por una reglamentación Centroamericana, con estándares internacionales. Contamos con una dirección de vigilancia y fiscalización que toma y hace los muestreos para verificar si los productos son aptos y reúnen los requisitos establecidos”, explicó Francis Contreras, comisionado presidencial de Arsa.

    Arsa busca proteger la salud de la población generando procesos expeditos, rápidos y dando facilidad para los usuarios del servicio.

    Operaciones

    Desde el 20 de julio de 2017, la mora en autorizaciones sanitarias ascendía a 13,000. De julio a diciembre, Arsa recibió 8,500 nuevas solicitudes, y para diciembre la A gencia Sanitaria cerró con 22,000 solicitudes.

    “De todas esas solicitudes procesadas detectamos al menos tres mil que venían de años anteriores. Eran procesos caducados, que estaban dormidos. Solo en esos seis meses de operar de manera independiente extendimos 18,000 autorizaciones. Hoy en día, lo que no hemos procesado es lo que entró en enero y febrero”, explicó Contreras.

    No obstante, agilizar ese proceso significó para Arsa crear un nuevo reglamento de control transitorio, que permite agilizar los trámites. Por eso antes los procesos eran más lentos y las citas se programaban para seis meses y hasta un año.