19/04/2024
12:32 AM

Evoca la época de su tío, el general Carías Andino

Sus antepasados, por parte de padre, llegaron de España a la costa norte de Honduras.

San Pedro Sula, Honduras.

Uno de los últimos descendientes del expresidente Tiburcios Carías Andino vive en San Pedro Sula tratando de rescatar de su gastada memoria los tiempos en que alternó con el mandatario.

Miguel Meraz Carías llegó agobiado por el peso de sus 88 años a la empresa de uno de sus hijos para evocar los tiempos del Cariato cuando podía pernoctar en plena carretera con su manada de cerdos sin ningún temor.

Sus hijos, nietos y bisnietos lo escuchaban. Ellos mismos le pusieron traje y corbata como vestía en aquella ocasión cuando fue nombrado por su famoso tío juez de Paz del municipio de Silca en el departamento de Olancho.

Don Miguel Meraz Carías vive rodeado del cariño de sus hijos y nietos, luego de que hace dos años falleciera su compañera, Consuelo Puerto Lobo.
Hijo de pequeños productores de Silca, Miguel Meraz Carías tenía que caminar de niño una legua para llegar a su escuela, pero nunca anduvo descalzo, según dijo con una voz gastada.

Desde Silca viajaba a pie con su padre hasta Tegucigalpa en sus años de juventud para vender sus marranos y de paso visitar al presidente Carías que los recibía en una residencia hecha de piedras de cantera, según recuerda.

Diez días tardaban para llegar a la capital con sus animales, y solamente tres cuando no iban en vías de negocio, porque no tenían que lidiar con su manada en el camino.

Don Miguel con su esposa Consuelo Puerto y su hijo Gerardo.
Como todos los niños de ese entonces jugaba pateando la pelota o haciendo zumbar los trompos hechos con palo de guayabo, pero también ayudaba a su padre en sus labores. Con él aprendió a sembrar frijoles y maíz como también a ordeñar las pocas vacas de su patrimonio.

Haciendo cuentas llegó a la conclusión de que cuando Carías llegó al poder tras derrotar a José ángel Zúñiga Huete, del Partido Liberal, en 1932, él tenía apenas dos años. Sin embargo, ya para finalizar su mandato, 16 años después, Carías lo nombró juez de Paz del municipio de Silca pues ya tenía 18 años.

Después que su tío entregara el poder en 1949 a Juan Manuel Gálvez, Miguel Meraz Carías continuó ejerciendo el cargo de juez unos 18 años más, gracias a su rectitud y honestidad.

Ha sido un apasionado de la guitarra.
Recordó que cuando visitaba a su tío casi no platicaban sobre sus funciones como juez ni de política, sino más bien de su familia. El juez se daba cuenta de que su tío gobernaba con mano dura porque veía en la capital a los reos picando piedras por orden del general, para empedrar las calles.

Al final de aquellas pláticas en la sala de la residencia de dos plantas, el Hombrón de Zambrano le preguntaba cómo le iba con el negocio de los cerdos y terminaba obsequiándole cien lempiras para que se regresara.

“La última vez que lo vi, fue cuando perdió las elecciones frente a Pajarito (Ramón Villeda Morales) en 1954”, manifestó el veterano ex juez.