Desde Nicaragua, el obispo de Danlí, José Antonio Canales, habló en exclusiva con LA PRENSA sobre el caso del sacerdote German Flores denunciado por supuestos abusos. Adelantó que se está haciendo una investigación a lo interno y pidió a los afectados acudir al obispado para formalizar las denuncias porque no hay ninguna hasta la fecha.
Fuimos compañeros en el seminario, me llevaba tres años adelante. Fue un buen compañero y un buen seminarista.
Yo recibí un mensaje por medio de las redes sociales y le dije a la persona que ese tipo de mensajes no se atienden por allí, sino personalmente, y le dije que no continuaría la plática por mensajería, sino que las personas afectadas puedan llegar al obispado y hablar conmigo. Pusimos día y hora, el martes 5 de diciembre a las 4:00 pm en el obispado, y lamentablemente las personas no llegaron. Les envié un mensaje de que si había algún inconveniente y que las podía recibir otro día.
Yo soy un obispo abierto y ese es mi estilo. Les puse una tercera propuesta a las supuestas afectadas para que pusieran la denuncia por escrito mediante notario, pero no he logrado tener la presencia de ellas, ni personal ni escrito. Es lamentable porque todo se ha ventilado por redes, medios y no hay un testimonio como debe ser ante la autoridad eclesiástica.
Ellos son una entidad, una institución del Estado y el MP puede proceder de acuerdo con las denuncias que ellos tengan, pero no lo ha hecho. Yo desconozco lo que dijeron los denunciantes en esa instancia porque nosotros somos una diócesis y yo no puedo ir a la Fiscalía para que me digan lo que dicen las denuncias, porque somos dos instituciones diferentes.
En dos ocasiones, pero debido a la gravedad de la situación he dejado que se tranquilice y se serene. En el orden espiritual, mental y físico, entonces por prudencia y al no tener ningún testimonio verbal ni personal en la diócesis no puedo sentarme ante una persona en ese sentido. El padre me ha hablado sobre el secuestro que pasó, porque, repito, no puedo venir a decirle “aquí vengo porque las redes dicen esto”. Eso no es serio y lleva sus procedimientos. Estos son asuntos graves y serios que no se pueden tratar de la manera que se está haciendo. Casi les he rogado a las personas que acudan al obispado para reunirnos, pero no ha sido posible.
Yo le estoy hablando a la gente con la verdad y les digo que lamentablemente no he recibido una denuncia en el obispado.
Sí, sé donde está. Está en Tegucigalpa reestableciéndose de sus dificultades porque él asegura que fue víctima de un secuestro, es la versión que me ha dado a mí, asegura que le quisieron matar. Yo he tratado de darle su tiempo para conversar con él.
La Iglesia tiene 2,000 años y hemos tenido alegrías, triunfos y grandes avances, pero también errores, equivocaciones y la presencia del mal.
Las cosas no pueden quedarse en el aire y de hecho ya me estoy asesorando con los obispos mayores del país. Las actuaciones que están preparando van en sintonía con las orientaciones que están dando los obispos mayores.
Claro que sí, yo escuché ya el punto de vista del presidente de la Conferencia Episcopal, Ángel Garachana, y los demás. Aunque las conclusiones sean duras, difíciles y dolorosas, estamos dispuestos a llegar hasta el final de todo. La Iglesia está haciendo su propia investigación, aunque no se tenga ninguna denuncia formal.