24/04/2024
12:27 AM

Mujeres revolucionan en la producción de calzado en San Pedro Sula

Unas 300 mujeres trabajan en los diferentes talleres de zapatería del mercado Tara.

San Pedro Sula, Honduras.

Con su cuchilla tan afilada como un bisturí, Cindy Orellana va recortando, contra una mesa de madera, las piezas de cuerina que formarán la parte superior de un par de zapatos para damas en uno de los talleres del mercado Tara de San Pedro Sula.

Llega en bus desde Cofradía todos los días para trabajar como “alistadora” en ese mercado del barrio Medina, donde las mujeres han invadido el oficio de zapatero, que antes estaba reservado para los hombres.

Su especialidad es hacer en serie los cortes de cuerina o de cuero conforme a un diseño en cartulina para que otros operarios terminen de montar los zapatos. Es toda una cadena de pasos que se van sucediendo hasta lograr el producto terminado, manifestó Walter Mejía, dueño de uno de esos talleres.

Foto: La Prensa

La producción está de acuerdo con la demanda de las tiendas que compran al por mayor los diferentes estilos de zapatos.
Una vez están listas las piezas, los montadores las ubican en las hormas. Cuando el zapato se retira de la horma, los soladores o “ensueladores”, como les llaman en el argot de los zapateros, le ponen la suela y el tacón. Esta es una técnica que dominan pocas mujeres, aunque hay algunas que son capaces de ejecutar todos los pasos que se requieren para terminar el calzado.

Hay talleres especializados solo en estilos para damas, como sandalias, zapatillas, botas femeninas y plataformas que se venden en las diferentes tiendas de la ciudad, al igual que los estilos masculinos.

Varias de las más de 300 chicas zapateras son estudiantes de fin de semana que laboran de lunes a viernes en esos talleres diseminados por todo el mercado. “Si usted viniera en noviembre o diciembre se encontraría con una gran cantidad de colegialas que aprovechan las vacaciones para hacer zapatos”, comentó Yaniria Espinal, dueña de uno de los talleres.

Foto: La Prensa

Los materiales como el cuero, la cuerina y las plantillas los compran al por mayor los zapateros en las diferentes peleterías de la ciudad.
Ella trabaja en la zapatería al par de sus dos hijas adolescentes, una de las cuales está estudiando Enfermería en el Instituto Nacional de Formación Profesional.

“Hay muchas más mujeres que quisieran aprender el oficio porque es mejor pagado que otros, pero esto no es fácil ni se aprende de un día para otro; sin embargo, con paciencia se puede lograr”, comentó la zapatera.

Lo más difícil es recortar con la cuchilla la orilla de una plantilla de cuero, apoyando el zapato contra el esternón, pero esto solamente lo hacen los hombres. Algunos de estos ya se han causado heridas en el pecho.

Foto: La Prensa

Ya les están haciendo los pedidos de botas para las palillonas.
Lamentó que esa industria artesanal esté siendo afectada por la competencia de los productos importados, aunque estos sean de igual o menor calidad. “Desprecian nuestros zapatos por comprar productos extranjeros”, se quejó.

Los zapatos hondureños tendrían mejor aceptación si tuvieran una marca, pero infortunadamente registrarla resulta muy caro, expresó.

Algunas de las operarias ya están atareadas elaborando botas blancas y plateadas para las palillonas a pedido de las tiendas que ya se están preparando para las festividades del mes de la patria.

Foto: La Prensa

Colegialas también trabajan aquí en vacaciones.
David Gutiérrez, otro dueño de taller, refirió que él prefiere contratar mujeres porque los días de pago no se van a los bares a gastar su dinero, sino que lo invierten en comprar comida para sus hijos.

Los varones no dejan de hacer sus bromas frente a ellas porque las miran como compañeras, pero nunca les faltan al respeto, comentó Gutiérrez.

Muchas como Lourdes Gómez encontraron en la zapatería su tabla de salvación después de andar buscando trabajo por toda la ciudad. Dijo que no la contrataban porque tiene más de 30 años. “Lo que no saben es que nosotras sacamos más fuerza que los jóvenes porque tenemos más responsabilidades”.

Foto: La Prensa