Tegucigalpa, Honduras.
Aunque su capacidad es de 350 reos, el centro penal de Danlí, El Paraíso, a escasos kilómetros de la cárcel de máxima seguridad La Tolva, está abarrotado con más de 700 reos.
La mayoría de prisos temen ser trasladados a La Tolva porque les han dicho que es un lugar muy encerrado y no quieren compartir con otros reos que han cometido delitos graves.
“Aún no nos han dicho nada de que todos seremos traslados a La Tolva, hay rumores de que nos quieren sacar de aquí porque el espacio es muy pequeño. Casi estamos uno sobre otro, pero ya nos acostumbramos. Ahí en La Tolva hay unos manes que deben delitos grandes, y eso a mí me preocupa”, dijo José Sánchez, un recluso que lleva más de ocho años en la cárcel. El hacinamiento y la incomodidad son notorios, aunque la comunidad de presos se lleva bien y han impuesto reglas de convivencia. Su principal problema es la falta de agua, lo que provoca insalubridad.
“En cada celda vivimos hasta 21 personas, en tiempos de calor ni les cuento. Como no tenemos agua siempre, cuando llueve sacamos baldes para agarrar agua aunque sea para las necesidades básicas”, explicó Reynaldo, otro recluso hacinado en este centro.
La Tolva
Desde hace unos meses, el Gobierno habilitó la cárcel de máxima seguridad La Tolva en Morocelí, El Paraíso. Desde varios centros penales se ha traslado a esta cárcel a cientos de presidiarios con el objetivo de organizar el sistema penitenciario y hacerlo más seguro, especialmente de la pandilla 18.
Las medidas de seguridad y disciplina son extremas.
“Hasta nos estamos portando bien con tal de que no nos lleven a La Tolva. Pagamos nuestros errores, pero no queremos convivir en esa situación”, reiteró Sánchez.
Aunque su capacidad es de 350 reos, el centro penal de Danlí, El Paraíso, a escasos kilómetros de la cárcel de máxima seguridad La Tolva, está abarrotado con más de 700 reos.
La mayoría de prisos temen ser trasladados a La Tolva porque les han dicho que es un lugar muy encerrado y no quieren compartir con otros reos que han cometido delitos graves.
“Aún no nos han dicho nada de que todos seremos traslados a La Tolva, hay rumores de que nos quieren sacar de aquí porque el espacio es muy pequeño. Casi estamos uno sobre otro, pero ya nos acostumbramos. Ahí en La Tolva hay unos manes que deben delitos grandes, y eso a mí me preocupa”, dijo José Sánchez, un recluso que lleva más de ocho años en la cárcel. El hacinamiento y la incomodidad son notorios, aunque la comunidad de presos se lleva bien y han impuesto reglas de convivencia. Su principal problema es la falta de agua, lo que provoca insalubridad.
“En cada celda vivimos hasta 21 personas, en tiempos de calor ni les cuento. Como no tenemos agua siempre, cuando llueve sacamos baldes para agarrar agua aunque sea para las necesidades básicas”, explicó Reynaldo, otro recluso hacinado en este centro.
La Tolva
Desde hace unos meses, el Gobierno habilitó la cárcel de máxima seguridad La Tolva en Morocelí, El Paraíso. Desde varios centros penales se ha traslado a esta cárcel a cientos de presidiarios con el objetivo de organizar el sistema penitenciario y hacerlo más seguro, especialmente de la pandilla 18.
Las medidas de seguridad y disciplina son extremas.
“Hasta nos estamos portando bien con tal de que no nos lleven a La Tolva. Pagamos nuestros errores, pero no queremos convivir en esa situación”, reiteró Sánchez.
