22/04/2024
12:46 AM

Enamorado de la magia, la arquitectura y los autos viejos

Del estudio del arquitecto han salido muchas de las cajas mágicas.

San Pedro Sula, Honduras.

Cuando José Ramón Zúniga ganó la presidencia del Colegio de Arquitectos de Honduras, sus colegas cuestionaron el triunfo en son de broma, aduciendo que había hecho aparecer los votos con su magia. Es tan grande la habilidad de este mago sampedrano que sería capaz de eso y mucho más, aunque lo que haga sea puro ilusionismo.

Del estudio del arquitecto han salido muchas de las cajas mágicas que usa en sus actos para hacer aparecer y desaparecer objetos frente a los ojos incrédulos de su público. Por eso dice que lo que hace es una mezcla de la carrera que estudió en la universidad y el ilusionismo que aprendió de su padre Víctor Omar Zúniga, quien aparte de ser mago sigue siendo barbero. “Después de que aprendí a hacer planos empecé a fabricar mis propias ilusiones”, comenta.

Enamorado de la magia, la arquitectura y los autos viejos

El arte del ilusionismo lo heredó de su padre y ahora se lo está enseñando a su hijo, que tiene cinco años.
Tenía solo siete años José Ramón cuando su padre lo presentó como su mago asistente en un show, que se realizaba en La Pérgola, centro sampedrano de diversiones ya desaparecido. El niño se lució, pero los administradores del negocio tuvieron problemas con las autoridades por permitir a un menor de edad en un centro nocturno.

José Ramón se considera un hombre polifacético porque además de ser ilusionista fue miembro de una banda de rock en su adolescencia, practica el motociclismo y colecciona carros antiguos.

Foto: La Prensa

Demostró cómo mete a su hija Michelle en una caja que luego parte en dos con una sierra.
En el garaje de su residencia exhibe orgulloso un Ford Hot Road de 1932 y un Chevrolet Camaro de 1971.

Espera sacar pronto a relucir un Ford pick up modelo 1919 que actualmente está restaurando. El auto perteneció a don Héctor Mackay, quien lo utilizó en aquellos tiempos para repartir leche de su hacienda en San Pedro Sula.

Enamorado de la magia, la arquitectura y los autos viejos



Cuando se reúne con sus compañeros motociclistas del grupo harlistas, José Ramón saca su vieja motocicleta Harley Davidson y a rolear por la ciudad. A veces le instala su sidecar que semeja aquellos vehículos usados en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial.

De vez en cuando utiliza la moto para sorprender a sus amigos con un acto de magia en el que aparentemente pone en peligro la vida de su padre. El show consiste en conducir la motocicleta a toda velocidad con una capucha negra que le impide ver, lo cual comprueban previamente los asistentes. La enfila hacia tres paredes de papel instaladas al final de un campo de fútbol, detrás de una de las cuales se encuentra su padre. Cuando está a punto de impactar contra esta última pared, da un brusco viraje y se lleva la de al lado, ante el suspiro de alivio de los asistentes.

Foto: La Prensa

El show ha sido exhibido dentro y fuera del país con mucho éxito.
“Estas ilusiones siempre están en constante estudio para no presentar siempre los mismos actos, dice José Ramón. Muchas de las innovaciones en magia las aprende en convenciones a las que asisten magos de todo el mundo.

Refiere que hace magia por puro amor al arte, pues lo que le da para comer es su profesión de arquitecto urbanista.

Foto: La Prensa

Aunque su especialidad no es la cartomancia, se defiende haciendo diferentes trucos con la baraja.