San Pedro Sula, Honduras.
A las 12:30 pm, mientras millares de hondureños almorzaban, Luis López buscaba afanosamente una oferta de trabajo en una computadora instalada en la oficina del Servicio Nacional de Empleo (SNE).
Ayer, por segunda vez, López (de 24 años) llegó al SNE, y como siempre, abrigando las ilusiones de encontrar una propuesta de trabajo que cuadre con su perfil que está registrado en una base de datos nutrida por varios miles de desempleados.
López, egresado del Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop), revisaba con paciencia las ofertas, pero a la vez mostraba preocupación porque ya cumplió dos años sin trabajo.
“Yo soy técnico en información y comunicaciones y técnico en computación, pero no tengo experiencia. Por eso me está costando encontrar un trabajo”, dijo.
López considera que tiene los conocimientos necesarios para laborar “en el departamento de soporte técnico de una empresa”.
En otra computadora, Cintia Fernández (de 19 años) hacía lo mismo: leía cada línea de información que aparecía en el monitor, mas ninguna empalmaba con su currículum.
“Yo soy perito mercantil. Tengo un año de estar buscando trabajo. Las empresas piden experiencia y yo no tengo, por eso es más dificil”, manifestó.
Después de hacer las consultas en las computadoras del SNE, López y Fernández, quienes no se conocían, tenían previsto regresar a las 2 de la tarde a sus casas para almorzar.
“Como no trabajo, no tengo dinero para comprar comida aquí en el centro. Comeré más tarde, hasta que esté en la casa”, expresó Férnández.
Estas dos computadoras, que el SNE ha instalado en sus oficinas, ubicadas en el edificio Plaza, frente a la línea del tren, son utilizadas por desempleados que no tienen computadoras y no gozan de acceso a internet.
A las 12:30 pm, mientras millares de hondureños almorzaban, Luis López buscaba afanosamente una oferta de trabajo en una computadora instalada en la oficina del Servicio Nacional de Empleo (SNE).
Ayer, por segunda vez, López (de 24 años) llegó al SNE, y como siempre, abrigando las ilusiones de encontrar una propuesta de trabajo que cuadre con su perfil que está registrado en una base de datos nutrida por varios miles de desempleados.
López, egresado del Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop), revisaba con paciencia las ofertas, pero a la vez mostraba preocupación porque ya cumplió dos años sin trabajo.
“Yo soy técnico en información y comunicaciones y técnico en computación, pero no tengo experiencia. Por eso me está costando encontrar un trabajo”, dijo.
López considera que tiene los conocimientos necesarios para laborar “en el departamento de soporte técnico de una empresa”.
| Empresas medianas y pequeñas, como la tienda de zapatos Rihhno, abren operaciones y generan entre dos y diez plazas para que, como ocurre en la mayoría de los casos, sean ocupadas por familiares de los propietarios.
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“Yo soy perito mercantil. Tengo un año de estar buscando trabajo. Las empresas piden experiencia y yo no tengo, por eso es más dificil”, manifestó.
Después de hacer las consultas en las computadoras del SNE, López y Fernández, quienes no se conocían, tenían previsto regresar a las 2 de la tarde a sus casas para almorzar.
“Como no trabajo, no tengo dinero para comprar comida aquí en el centro. Comeré más tarde, hasta que esté en la casa”, expresó Férnández.
Estas dos computadoras, que el SNE ha instalado en sus oficinas, ubicadas en el edificio Plaza, frente a la línea del tren, son utilizadas por desempleados que no tienen computadoras y no gozan de acceso a internet.
Los usuarios de la base de datos se inscribieron en la bolsa de empleo www.empleate.gob.hn, creada por la Secretaría de Trabajo para que empleadores y desempleados converjan de manera virtual.
En otra oficina del SNE, Gissel Rivera, oficial de empleos, atendía ayer a otras personas que llegaban en busca de una oportunidad laboral y a registrarse por primera vez en la bolsa de empleo.
Cada día, según las cifras de SNE, a esas oficinas llegan 200 personas a buscar un trabajo, 100 hacen la gestión por primera vez y otras 100, aproximadamente, realizan una visita de seguimiento.
| 45.3%
activos económicamente
De 8,714,641 hondureños, 3,944,835 integran la Población Económicamente Activa (PEA) en el país.
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Considerando esa cantidad (100), cada año más de 25,000 personas se suman al mercado laboral. Esta cifra no incluye a quienes no buscan ayuda en el SNE.
“La mayoría de personas son jóvenes, pero también hay mayores de 35 años. Cada año se suman más personas al mercado laboral por varios factores: cada año aumenta la población, hay migración del campo a la ciudad y salen más profesionales del nivel secundario de educación”, explicó Rivera.
Junto con el Distrito Central (11.7%), San Pedro Sula tiene la mayor tasa de desempleo con un 7.9%. A nivel nacional, el total de desocupados, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), es de 300,000, de los que unos 9,500 no tienen ningún nivel académico, más de 100,000 son egresados de educación primaria, aproximadamente 130,000 de educación secundaria y al menos 40,000 son profesionales universitarios.
Pero cada año, en Honduras ingresan al mercado laboral 280,000 personas y solo hay capacidad de emplear a unas 80,000.
| 78.7%
En edad de trabajar
Unos 6,861,681 forman parte de la Población en Edad de Trabajar (PET), según cifras de INE.
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Comportamiento
En San Pedro Sula, los sectores industrial, comercio, telecomunicaciones, servicios (incluido los restaurantes), hoteles y call centers lideran la lista de empleadores masivos formales.
Sin embargo, empresas pequeñas y medianas se destacan por ser piezas importantes en el engranaje laboral debido a que emplean entre 2 y 10 personas.
Doris Valle, por ejemplo, hace un año abrió una tienda de zapatos de cuero, cien por ciento hondureña, en Plaza Morpho, y ahora emplea directamente a tres personas.
Además de ellos, les genera trabajo a ocho personas más que se dedican a fabricar calzado, carteras y billeteras en dos municipios de Santa Bárbara.
“Yo decidí abrir la tienda porque vi que los zapatos son bien hechos, todos de cuero. A pesar de la calidad, ellos no los sacaban a flote”, manifestó Valle.
En la tienda de Valle, llamada Rihhno, trabaja su sobrina Patricia Valle, quien antes había laborado en una empresa maquiladora.
“Empresas pequeñas, como esta, son importantes porque crean oportunidades de trabajo para los familiares y ayudan a otras personas”, expresó Patricia, quien es dependienta de Rihhno.
