23/04/2024
05:55 AM

La Esperanza, con el choro, quiere ser la capital gastronómica de Honduras

Un grupo de chefs internacionales participaron en la feria gastronómica de ayer.

    La Esperanza, Honduras.

    Chefs internacionales, procedentes de California, Colombia y Perú, llegaron a La Esperanza, Intibucá, exclusivamente a conocer y a probar el choro.

    La Feria del choro y el vino ha saltado las fronteras y ha seducido a los expertos en cocina a interesarse en este alimento que consumían los aborígenes lencas y también los césares romanos.

    “El chef Johnny Alonzo, quien es puertorriqueño y que tiene una escuela gastronómica en La Ceiba, vino el año pasado a conocer el hongo. Quedó tan encantado e invitó a otros chefs internacionales”, dice Dunia Nolasco, presidenta del capítulo local de la Cámara Nacional de Turismo de Honduras.


    Según Nolasco, La Esperanza aspira a convertirse en la “capital de la gastronomía hondureña” basada en platos preparados con choros.

    “Yo como choros desde que estaba pequeña. La cocina ha evolucionado. Antes los comíamos asados en las brasas, con limón, pero la gente ahora los hace con vegetales, hace sopas, cremas, hasta ceviche”, explica Nolasco.

    Los chef que han visitado La Esperaza durante la XII edición de la Feria del choro y el vino organizaron el concurso del plato del choro y se marcharán con nuevas recetas.



    Francisco Nolasco, presidente de la Mesa regional de turismo y miembro de la Fundación Intibucana de Desarrollo (Funide), es del criterio que La Esperanza le está aportando nuevas recetas a la cocina hondureña con un elemento que data de hace muchos siglos. “La gastronomía del municipio ha mejorado. El festival ha tenido un gran éxito. El año pasado, el Hotel Hilton de San Pedro Sula hizo un festival dedicado al choro el cual ya es reconocido como parte de la cocina hondureña”, dice .

    A los habitantes de este municipio les preocupa que el bosque hondureño sea destruido por el hombre o por fenómenos naturales.

    El gorgojo descortezador (Dendroctonus frontalis), que arrasó más de 400 mil hectáreas de pino, es una amenaza para este hongo que brota en los bosques.