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Trabajan como Amigas de Tránsito y son madre e hija

  • 19 junio 2017 /

Sus ganas de servir a la ciudadanía las llevó a ingresar a la Policía Municipal.

    San Pedro Sula, Honduras

    Ataviadas con su uniforme verde fluorescente Delmy Patricia y Gabriela Mejía imponen respeto en la calle, aunque con su simpatía también reciben muchos halagos.

    Ellas son policías municipales, pero con una gran particularidad, son madre e hija y cada día realizan su labor con pasión, honor y dedicación.

    Son mujeres serviciales y esa fue la razón por la que decidieron ingresar a las filas de la Policía Municipal y convertirse en Amigas Municipales de Tránsito (ATM).

    Delmy Patricia Mejía tiene 47 años y es originaria de El Ocotillo y lleva ya dos años de servir a la población. Salvaguardo los derechos de la ciudadanía y velo por el cumplimiento de las ordenanzas estipuladas en el Plan de Arbitrios Municipal”, dijo.

    Muy emocionada dice que desde los 13 años soñó con vestir un uniforme policial. Confiesa que para llegar ahí le costó mucho sudor y dedicación, porque es una labor de sacrificio para la familia, pero a la vez muy noble porque puede ayudar a las personas de diferentes formas.

    Ambas disfrutan dar vía en las calles sampedranas.

    Delmy logró pasar todas las pruebas y se formó. Cada día inicia su jornada a las 6:00 am y es admirada por sus familiares y amigos.

    Una de sus grandes admiradoras es su propia hija Gabriela, quien al observar có mo su madre sirve a los sampedranos, también decidió buscar una oportunidad e ingresó a las filas de la P olicía. E n este caso aplica el refrán hija de tigresa nace rallada”, porque Gabriela pasó las pruebas y se convirtió en una de las graduadas de la quinta promoción de Amigos Municipales de Tránsito (AMT). Ambas son trigueñas, de contextura mediana y con una determinación impresionantes. No hablan mucho de sus familias, pero aseguran que son lo más importante de sus vidas. La madre aconseja todos los días a su hija para que se desempeñe de la mejor manera y ella lo hace.

    Ejemplares. Gabriela Mejía tiene 28 años​ y confiesa la admiración por su madre. e_SDLqVeo la labor que realiza ​mi madre en las calles de la ciudad, donde ayuda a tantas personas. T ambién decid​í ingresar a los AMT y me gusta servir con dedicación, honor y pasión”, expresó​.

    Hoy, ​ambas salen de sus casas con la mentalidad de ayudar sin importar lo que se les presente en la camino.

    S u propósito es apoyar a las personas, pues también desempeñan una labor solidaria y humanitaria.

    “Nosotros aparte de dar vías en los semáforos que están en mal estado, apoyamos a los ciudadanos en cualquier situación como prestar seguridad y orden en actividades artísticas, deportivas, culturales y religiosas”, refirió Gabriela.​

    Ellas participaron en la Maratón de LA PRENSA y desde la madrugada brindaron asistencia a los corredores que ​participaron en el evento deportivo y se emocionan al contar todo lo que vivieron.

    Gabriela añadió que ser parte de la Policía Municipal es un gran honor .

    A pesar que su oficio requiere bastante sacrificio, vale la pena porque es una labor muy noble y como dice el lema es de “orden y honestidad”. Asegura que incluso su hijo de 13 años quiere seguir sus pasos.

    Las ​policías​ dicen que los Amigos Municipales de Tránsito están para servir y apoyar en cualquier situación que se presente.​ Manifiestan que ellos hacen un trabajo y la ciudadanía debe conocerlo. e_SDLq Vestimos un uniforme y nos formaron para hacer cumplir el Plan de Arbitrios y orientar a las personas cuando lo necesitan”.