Tegucigalpa, Honduras.
Luto en las artes. El gran maestro de la escultura monumental Mario Zamora Alcántara falleció el domingo en México a sus 97 años. Con su partida, las artes plásticas hondureñas pierden a uno de sus mejores exponentes. Uno de los maestros que lo introdujo al campo de la escultura fue el español Alfredo Ruiz Barrera, “con quien posteriormente hizo una obra muy importante en la avenida Lempira, de San Pedro Sula, que son los famosos dos leones”, recordó el crítico de arte Carlos Lanza.
La escultura de Francisco Morazán en la entrada del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), las esculturas que están en el Congreso Nacional de Honduras y que representan la industria, el trabajo, la agricultura y el comercio; las estatuas de José Trinidad Reyes y José Cecilio del Valle instaladas en la Unah, y la escultura de mayor dimensión en Honduras: el Cristo de El Picacho son las majestuosas obras que dejó en Honduras.
Mario Zamora nació en 1920 en Danlí y a los 20 años ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), donde inició su formación.
Posteriormente se trasladó a México en 1944 para estudiar en la Academia San Carlos, donde estuvo durante cuatro años.
El país azteca fue el escenario ideal para que el artista siguiera desarrollando un talento que luego quedaría impreso en muchas obras de gran relevancia no solo en Honduras, sino en otros países del mundo. Luego de estudiar en México, el escultor se fue a estudiar a Roma.
Luto en las artes. El gran maestro de la escultura monumental Mario Zamora Alcántara falleció el domingo en México a sus 97 años. Con su partida, las artes plásticas hondureñas pierden a uno de sus mejores exponentes. Uno de los maestros que lo introdujo al campo de la escultura fue el español Alfredo Ruiz Barrera, “con quien posteriormente hizo una obra muy importante en la avenida Lempira, de San Pedro Sula, que son los famosos dos leones”, recordó el crítico de arte Carlos Lanza.
La escultura de Francisco Morazán en la entrada del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), las esculturas que están en el Congreso Nacional de Honduras y que representan la industria, el trabajo, la agricultura y el comercio; las estatuas de José Trinidad Reyes y José Cecilio del Valle instaladas en la Unah, y la escultura de mayor dimensión en Honduras: el Cristo de El Picacho son las majestuosas obras que dejó en Honduras.
Mario Zamora nació en 1920 en Danlí y a los 20 años ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), donde inició su formación.
Posteriormente se trasladó a México en 1944 para estudiar en la Academia San Carlos, donde estuvo durante cuatro años.
El país azteca fue el escenario ideal para que el artista siguiera desarrollando un talento que luego quedaría impreso en muchas obras de gran relevancia no solo en Honduras, sino en otros países del mundo. Luego de estudiar en México, el escultor se fue a estudiar a Roma.
