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Los curiles ponen sabor a los paseos por el sur de Honduras

  • 25 marzo 2017 /

Choluteca, Honduras

Saborear un coctel de curiles extraídos de los manglares del Golfo de Fonseca es parte de los deleites que se encuentran a cada paso en cualquiera de los paseos por el sur encantado de Honduras.

Desde San Lorenzo hasta Choluteca pasando por las playas de Cedeño y otras tantas de la zona, estas conchas oscuras van esparciendo su sabor en elegantes restaurantes como en sencillas ventas de comidas típicas.

Aunque nacen y crecen en el fango, su suave carne está libre de contaminación porque está protegida por su gruesa caparazón que no les permite tener contacto con su entorno.

Familias enteras en San Lorenzo, Nacaome y Marcovia se dedican a cosechar estos moluscos para venderlos a los restaurantes de la zona. Salen muy temprano en sus lanchas a los manglares con pequeños morrales al hombro para recolectarlos.

El barrio El Chaparral de San Lorenzo, es conocido como el barrio curilero porque allí la mayoría de sus habitantes se dedican a la recolección de estas almejas oscuras que son familia de los llamados casco de burro.

Una señora extrae curiles en una aldea de San Lorenzo.

Los curiles compiten con los camarones, los cangrejos, las langostas y otros mariscos que regala la rica fauna del Pacífico.