19/04/2024
03:42 PM

'Es tiempo de dejar cargos de autoridad que desgastan”: Emiliani

El obispo reveló que una de sus frustraciones es no haber terminado el centro penal de Naco.

    San Pedro Sula, Honduras.

    Rómulo Emiliani seguirá siendo obispo, pero se dedicará a sus obras sociales, a predicar y evangelizar en todo el país.

    El papa Francisco aceptó su renuncia al cargo como obispo auxiliar y vicario general de la diócesis.

    Todavía no sabe en qué lugar de Honduras vivirá, pero seguirá en el país. Aseguró que son buenos amigos y hermanos con monseñor Ángel Garachana y que su renuncia lo sorprendió.

    ¿Por qué renuncia a su cargo de obispo auxiliar monseñor?

    Porque ejercer un cargo de autoridad toma tanto tiempo, energía y lógicamente causa preocupaciones y angustias y te limita más tiempo y energía para trabajar por cosas que considero esenciales, que son la predicación y la unción humana. Desde que fui ordenado sacerdote, al siguiente día, me nombraron formador y rector del seminario claretiano para Centroamérica. Trabajé en Costa Rica, El Salvador y Guatemala con seminaristas y luego he desempeñado una serie de cargos como autoridad. Siento que he tratado de hacer las cosas lo mejor posible y siento que en esta última etapa pastoral de mi vida debo dedicarme a lo esencial, donde yo puedo dar más de mí que es la parte de predicación y promoción humana. Renunciar a un cargo te permite tener mucha más libertad, tiempo y energía para poder servir mejor y eso es todo.

    ¿Qué le apasiona?

    Lo mío está más trabajando en las bases, con la gente sufrida, golpeada y violentada, la gente que está de luto, la gente que vive en angustia, con miedos y marginada. Por eso yo me la paso viajando por aldeas, pueblos y ciudades. En cálculos hechos, he recorrido más de dos millones de kilómetros por Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Pero para poder hacer eso, por mi edad y todo, debo de dar algo para ser más productivo en lo que yo pueda hacer. Se renuncia a un cargo y un oficio para dedicarme plenamente a lo esencial, esa es la razón principal.

    ¿Sigue siendo obispo?

    Claro que sí, solo que no tengo la autoridad, renuncié a ella y también renuncié a la vicaría general de la diócesis. Es un asunto que hice personalmente y que tampoco monseñor Ángel Garachana sabía, es algo muy personal que he hecho para poder dedicarme a lo esencial para mí ahora.

    ¿Qué proyectos continuará, hay otros en mente?

    Seguiré trabajando en evangelización, predicando donde me pidan, usando los medios de comunicación social y en las obras que yo he iniciado como Nutrehogar, Unidos por la Vida, donde hay tanto que hacer con los jóvenes en riesgo social y expandilleros. También fundaremos, ya tenemos un terreno en Santa Cruz de Yojoa, un centro de recuperación de drogadictos y alcohólicos, el cual es tan fundamental. Las manecillas del reloj van caminando y el promedio de vida cada vez será menos y yo quiero dedicarlo en donde pueda servir mejor y esa es la razón más importante.

    ¿Le frustra no haber terminado el proyecto del centro penal?

    Para mí, una de mis frustraciones. Tengo muchas más en la vida porque uno va acumulando muchas. Nada es fácil para un sacerdote, para un obispo, si se trabaja como debe ser. Muchos obstáculos y dificultades, los riesgos son grandes. Para mí ese presidio que comenzamos con tanta ilusión y tendríamos que haber finalizado con capacidad para 2,500 internos, no se ha acabado porque hace un año el Gobierno decidió que no siguiéramos la obra.

    Primero dijeron que no había plata porque la tasa de seguridad no tenía, eso lo entendemos; después, que no estaban convencidos con los planos nuestros, que querían unos mejores y del primer mundo y ciertamente uno construye con la cantidad de dinero que tiene. Construíamos un presidio de acuerdo a las posibilidad económicas y nos salía por 25 millones de dólares, pero con estos nuevos planos el presidio costará más de 50 millones de dólares.

    ¿Y qué opina del penal de Ilama?

    Es una cárcel bien hecha, fantástica. Yo he predicado cuatro veces ya en El Pozo y estoy asombrado porque es una cárcel del primer mundo, hecha con más dinero y nosotros no teníamos dinero. Siempre hemos dependido de lo que la tasa de seguridad nos diera. Paramos la obra porque no había plata y la última vez por más de un año porque no hay dinero. Es una frustración porque no se terminó y se han construido más cárceles nuevas. Frustra ir al penal de Naco y ver que se está dañando todo. Se han robado más de 30 lámparas y varias cosas que han sido compradas. Hay soldados, pero el predio es grande. Duele que se roben las cosas que se han comprado con dinero del pueblo.

    ¿Qué valoración hace de la operación Arpía?

    Fue algo sorpresivo. Yo no sabía nada, sabía que algo iba a pasar en esos días, pero no qué era. Me sorprendió la eficacia, la rapidez, el traslado, se hizo sin nada que lamentar. Nadie fue lesionado, un traslado muy bien hecho. Ilama tiene que ser una solución temporal porque esas personas deben estar más cerca de los tribunales, donde se ventilan los juicios.

    ¿Cómo es su relación con monseñor Ángel Garachana? ¿Cómo tomó su renuncia?

    Somos muy buenos amigos y hermanos con monseñor Garachana y lo admiro por su capacidad de organización y como administrador de los recursos humanos y materiales de la diócesis. Mi renuncia le ha dolido. Estamos en conversaciones para ver dónde voy a estar porque siento que él contaba conmigo por más tiempo, y por otro lado, creo que he obedecido mejor al Espíritu Santo con esa decisión. Es un vacío que queda. En cuanto a la vicaría general la puede asumir un sacerdote.