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‘Metí más de dos millones de lempiras de la extorsión en Támara’

  • 01 marzo 2017 /

Un exmiembro de la mara 18, que ahora es buscado por traicionar a la organización, relata cómo introdujo dinero a la cárcel y cómo sacaba cocaína.

Redacción.

“No diré mi nombre, tampoco explicaré en qué trabajo. Si doy esta información, los de la mara 18 me pueden matar porque, según ellos, los traicioné. También pueden matar a mi familia.

En los últimos tres años yo formé parte de la Mara 18. Entré sin querer. Poco a poco me reclutaron y me di cuenta que estaba metido cuando ya era tarde. Había hecho muchos mandados y había visto muchas cosas.

Nunca había andado en esto y no sé cómo me dejé envolver.

Todo comenzó un día cuando me fui a vivir a una colonia de Tegucigalpa, y al segundo día de haber llegado me mandaron a llamar. Me preguntaron quién era yo y dónde vivía. Yo les dije que una señora, una amiga mía, me había alquilado un cuarto. Al tercer día, el mismo hombre me invitó a comer. A los tres días, me volvieron a llamar. El jefe del grupo me preguntó si yo tenía identidad y le dije que sí. A todo esto, yo no sabía con quién estaba tratando.

Como yo tenía cédula, el hombre me pidió que le fuera a depositar a un banco la cantidad de 2 mil lempiras a una agencia del mall. Cuatro días después, me pidió que le volviera a depositar 3,500 lempiras. A los días, me prometió que me ayudaría a poner un negocio.

Foto: La Prensa

Desde este torreón, los custodios vigilan los alrededores de la Penitenciaría Nacional de Támara.
Un día, ya no me gustó. El hombre me dijo que le llevara un paquete grande al banco y tuve que hacerlo. Desde entonces, todos los martes le depositaba a una mujer 40 mil lempiras en un lapso de dos años. Luego, a otra mujer. A las semanas, me di cuenta que ellos eran de la Mara 18. Como ya estaba adentro, no podía hacer nada porque me podían matar.

Una vez que ya era parte de ellos, hasta les ayudé a esconder dinero para que las autoridades no se los decomisaran cuando llegaban.

Testigo de corrupción en autoridades
1. Policía
Algunos policías llegaban y detenían a un marero para, después, pedir dinero al jefe. Les daba 5 mil lempiras.
2. Extorsión
Ellos saben cuántos buses tiene una ruta y cuánto deben pagar exactamente.
3. Custodios
Los custodios de la PC no me registraban bien y me permitían meter el dinero y sacar la droga.
Al tiempo, ellos me dijeron que ya no me mandarían a depositar el dinero al banco y que me ocuparían para llevarle el dinero a los jefes de la mara en otras colonias. Así conocí a varios cabecillas de cuatro colonias. Yo trabajé con ellos tres años. Me salí en diciembre del año pasado y ahora me buscan para matarme.

Desde que capturaron al jefe de la mara en la colonia, comencé a llevar el dinero al presidio de Támara. Eso duró como unos dos años. Él me mandó a llamar para que le llevara el dinero y le sacara la droga de la PN.

En un principio solo llevaba dinero los sábados y los domingos, no específicamente a una sola persona. Yo le llevaba dinero a ocho personas. Yo fui a dejar entre 15 mil y 35 mil lempiras cada vez que llegaba a la PN. Iba los sábados y domingos. En un mes, hacía ocho visitas. En dos años, metí quizás más de 2 millones de lempiras. La droga yo se la sacaba a tres de ellos, al “Only”, al “Humilde” y al “Mejicano”. A ellos le sacaba la droga. Era cocaína en bolsitas y se la entregaba a una mujer. Eso era una vez por semana.

Cuando yo llevaba el dinero, la verdad es que los custodios medio me tocaban las bolsas y yo pasaba. Ese dinero era de la extorsión que era cobrado a los buseros y taxistas en Comayagüela. Si un busero no paga, ellos mandan a una persona a que lo eliminen. Ellos los ahorcan, les quiebran los huesos y los meten en sacos y en un carro los van a botar por la Cerro Grande. No usan pistolas para matarlos para no hacer ruido.

Yo nunca vi nada, pero uno de los muchachos que los mataba me contaba cómo hacían.

En dos años, yo me di cuenta que mataron como a 12 buseros que no pagaban la extorsión. Allí a todos los buseros y taxistas extorsionan y a todas las pulperías. Ellos recogen el dinero el lunes y martes.

Los buseros suben nerviosos a una parte y a una hora a dejar el dinero. Un despachador o un chofer, a quien le mandan un celular, es el encargado de recoger el dinero de todos. El tiene que recoger una cantidad exacta, según el número de buses, si no lo recoge y no lleva la cantidad completa, lo matan.

'Algunas veces me pusieron de bandera, a vigilar para que les avisara por si llegaba la Policía. Mataban gente y la iban a botar cuando no estaban los agentes.'



Un día, antes de que metieran preso al jefe, me dijo que le llevara 7 mil o 9 mil lempiras a un hombre que me esperaría en una camioneta negra en el portón principal del mall. Yo llegué a la camioneta, pero al mismo tiempo retrocedí porque vi a un oficial dentro del carro. Yo llamé al jefe y le dije que había un teniente en el carro y él me dijo que se lo entregara. Yo volví al carro y el militar me dijo: vos sos el que trae aquello, sí, le dije. Le entregué el dinero y él me dio una nueve (milímetros). Él me dijo: no me has visto, no me conoces, así que perdete”.