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Hondureñas con hijos se refugian en iglesias de Texas tras liberación

  • 09 diciembre 2016 /

Las compatriotas estaban recluidas junto con salvadoreñas y guatemaltecas en centros de detención.

San Antonio, Texas.

Mujeres de Honduras, Guatemala y El Salvador, que buscan asilo en Estados Unidos, se encuentran refugiadas en una iglesia de San Antonio, Texas, luego de que el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) las liberara.

Esas mujeres y sus hijos estaban recluidos en los centros de detención de inmigrantes de Dilley y Karnes City, pero el fin de semana el ICE realizó la liberación de manera sorpresiva.

Los varios cientos de mujeres migrantes y niños liberados han abrumado a las pequeñas organizaciones sin fines de lucro que los están alimentando y alojando en San Antonio.

Los migrantes, la mayoría huyendo de la violencia de pandillas y otras amenazas en Centroamérica, comenzaron a llegar en olas el fin de semana después de que una jueza del condado de Travis en Austin, Texas, emitiera una sentencia judicial el viernes, impidiendo que el Departamento de Servicios Protectores Familiares (DFPS) se mantuviera con licencias de cuidado de niños en los dos centros de detención familiares más grandes del país estadounidense, el Centro Residencial Familiar del Sur de Texas en Dilley y el Centro Residencial del Condado de Karnes en Karnes City.

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Foto: La Prensa

José E. Ramírez (11) descansa después de una noche de dormir en la iglesia. Fotos: Cortesía Kathryn Boyd-Batstone / Rivard Report.

Después de la sentencia, el ICE entregó a las familias a Raíces. Esta organización, que ofrece servicios legales gratuitos y de bajo costo a niños, familias y refugiados inmigrantes, trasladaron a los migrantes a la iglesia menonita de San Antonio mientras coordinan la logística para comunicarlos con familiares o “patrocinadores” en diferentes partes de Estados Unidos.

Entre las emigrantes se encuentra la hondureña Lucía Echeverría (46) y otras mujeres que salieron de su país en las últimas semanas.

“Durante mi viaje me subí a la parte trasera de un tren a través de México y también tomé autobuses”, le relató Echeverría a The Rivard Report, un medio de comunicación on line sin fines de lucro de San Antonio. La mujer dijo que llegó a Reynosa, en la frontera, y cruzó el río en una balsa.

“Yo me escapé porque había violencia horrible en mi país”, argumentó.

Damari Pineda, otra hondureña de 36 años, aseguró que pasó 16 días en detención en Texas. En Honduras “hay mucha violencia, robo y está muy peligroso ahorita”, manifestó Pineda. “Ni siquiera se puede trabajar. Los de la mara Salvatrucha quieren que la gente les pague ‘renta’ (extorsión) por tener un negocio. Yo tenía un restaurante y me pedían L15,000 cada mes”, expresó Pineda a The Rivard Report, que ha publicado varios casos relacionados en su sitio www.rivardreport.com.

Muchos voluntarios han estado ayudando a los inmigrantes a comunicarse con miembros de su familia u otros contactos para coordinar viajes a sus respectivos destinos. Esto es a menudo la parte más estresante para los voluntarios: tener que recordar los horarios de autobús y de vuelo para cada individuo y asegurarse de que las barreras del idioma no inhiban el proceso.

Foto: La Prensa

Un menor migrante juega entre los asientos de la iglesia menonita de San Antonio. Fotos: Cortesía Boyd-Batstone / Rivard Report.

De acuerdo con representantes de Raíces, algunas de las familias liberadas solo han estado detenidas durante un corto período de tiempo y aún no han realizado sus entrevistas de “temor creíble”. En estas entrevistas, los migrantes deben explicar por qué huyeron de su país y demostrar que cumplen con los requisitos básicos del asilo.

Recibimos “alrededor de 240 el sábado por la noche, 340 el domingo por la noche y alrededor de 200 anoche”, expresó ayer el director ejecutivo de Raíces, Jonathan Ryan.

Según Ryan, Raíces ha calculado que desde enero de 2016 ha habido un aumento de 350% diario de familias liberadas que necesitan refugio y atención al salir de detención.