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Hondureños encuentran salud gratis en El Salvador

  • 05 diciembre 2016 /

Prefieren viajar a El Salvador porque hospitales públicos no les cobran y les dan suficientes medicinas.

Ocotepeque, Honduras

Decenas de hondureños radicados en la zonas fronterizas viajan todas las semanas a El Salvador porque en los hospitales públicos de ese país encuentran lo que en Honduras no reciben: medicinas, exámenes y atención verdaderamente gratuita.

Celsa Dubón (de 57 años), por ejemplo, ni pensó en Santa Rosa de Copán, San Pedro Sula o Tegucigalpa. Al sentir un malestar en el pecho, salió directamente para el hospital nacional Dr. Luis Edmundo Vásquez, de la ciudad salvadoreña de Chalatenango. Tenía la certeza que en ese centro médico le ayudarían a solventar su problema del corazón.

Dubón salió un martes de La Virtud, Lempira, y después de hora y media en autobús, por medio de una carretera pavimentada, llegó al Luis Edmundo Vásquez. Ahí estuvo internada dos días y el jueves volvió a su comunidad. Ella solo gastó $5 dólares en transporte.

“Prefiero ir a El Salvador. Los doctores son más respetuosos, nos hacen exámenes, no cobran y nos dan medicinas”, dijo a periodistas de LA PRENSA que la entrevistaron cuando salía del hospital salvadoreño.

Los habitantes de unos 30 municipios del sur de Lempira y Ocotepeque no piensan dos veces y recurren directamente a la ayuda salvadoreña. Asisten a los hospitales de Chalatenango, Sensuntepeque, Metapán e, incluso, a los de San Salvador por una serie de razones, todas poderosas, que van desde la distancia hasta el trato que reciben de los médicos vecinos.

Sépalo

En Lempira existe un hospital en Gracias, pero no cuenta con especialistas y está lejos del sur.

Para Manuel Portillo, director de Justicia Municipal de La Virtud, “es mejor viajar a El Salvador porque es más cerca, las carreteras están en mejores condiciones y la atención que recibimos es mucho mejor”.

“Nosotros le agradecemos a El Salvador por ayudarnos. Todos hemos recibido apoyo. Mi esposa tenía problemas con el parto y viajó a El Salvador. Mi hijo nació allá y lo tuvieron en incubadora durante 10 días. Él ahora tiene 11 años”, dijo. Portillo, además, ha transportado “de emergencia” en su vehículo a unas 25 personas, entre ellas, embarazadas, de La Virtud hasta Chalatenango.

Dura realidad.

El único hospital hondureño que está próximo a La Virtud se encuentra en San Marcos, Ocotepeque. Para llegar ahí, un paciente, que se transporte en carro, demora cerca de dos horas a través de una carretera sin pavimentar.

Cuando llueve, los enfermos corren el riesgo de fallecer a medio tramo si el vehículo se atasca en el “mar de lodo”. Algunas mujeres han tenido la mala suerte de dar a luz en medio de la oscuridad y en el abandono.

Santos Ramos, vicealcalde de La Virtud, cree que “los hondureños dejarían de buscar ayuda en El Salvador si hubiera un hospital regional en el sur de Lempira, con medicinas, especialistas y carreteras pavimentadas”.

Dato

Mujeres hondureñas de municipios fronterizos dan a luz en hospitales de El Salvador porque gastan menos dinero y consideran que la salud pública es mejor en ese país.

“Los hondureños somos bien atendidos en El Salvador. Los médicos son buenos, nos dan medicinas y no gastamos lo que no tenemos”, expresó.

En los hospitales públicos salvadoreños, además de no gastar en medicinas, los pacientes hondureños no pagan por tomografías, electrocardiogramas, ultrasonidos y otros exámenes que sí son cobrados en el Mario Rivas de San Pedro Sula.

En el departamento de Ocotepeque, aunque tienen un hospital, muchos hondureños, igualmente, optan por viajar al país vecino. Las causas son las mismas que obligan a los de Lempira.

“El Hospital de San Marcos es muy bueno, pero nos queda lejos y no tienen especialistas”, manifestó Delfa Argentina Arita, cuando salía del centro de salud de la cabecera.

Hace unos cuatro años, el dengue hemorrágico obligó a Arita a buscar asistencia médica en el Hospital Nacional de Nueva Concepción de Chalatenango, El Salvador.

Frontera con El Salvador.

Contrastes.

Aunque es cabecera departamental, Ocotepeque carece de un hospital. Los habitantes de esta ciudad solo cuentan con un centro de salud. Este centro, en el cual laboran tres médicos, recibe diariamente un promedio de 70 pacientes. La mayoría sufre gripe, bronquitis, neumonía y diarreas. Entre los pacientes sobresalen los niños, mujeres embarazadas, hipertensos y diabéticos.

Cuando los pacientes presentan un cuadro de gravedad, los médicos los remiten a la Clínica de Emergencia del valle de Sesecapa o al Hospital de San Marcos.

Sin embargo, “hay mucha gente que opta por ir a hospitales de El Salvador y Guatemala. En El Salvador visitan el Benjamín Bloom o Hospital Nacional Rosales. Existe una necesidad bastante sentida de tener otro hospital en Ocotepeque”, dijo Hernán Chinchilla, médico del centro de salud de Ocotepeque.

Ese centro de salud funciona de las 7:00 am a las 3:00 pm. Después de ese horario, los enfermos deben viajar a los centros de salud más cercanos o se van directamente a El Salvador, donde, a hora y media, encuentran hospitales de categoría nacional, con más tecnología y dotados de medicamentos.

“En materia de salud, El Salvador está abastecido de medicamentos, nosotros tenemos problemas. Nosotros no tenemos suficiente metformina para los pacientes diabéticos y es un medicamento básico. Muchas veces se nos acaba el enalapril para los hipertensos”, afirmó Chinchilla después de atender a un infante de nueve meses que nació en el Benjamín Bloom.

Familiares de Celsa Dubón en el hospital de Chalatenango. Llegaron en hora y media a esa ciudad a través de una carretera pavimentada. Prefieren el Luis Vásquez, pues el de San Marcos es pequeño y para llegar deben transitar una carretera sin pavimentar.

En contraste, el hospital de San Marcos, el único en le región, es pequeño, cuenta con pocos especialistas y no posee la tecnología de los salvadoreños.

Los habitantes de estos dos departamentos, como Jesús Dubón, esposo de Celsa, es del criterio que los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras deben firmar un acuerdo para “asegurar” que todas las personas sean atendidas en los sistemas de salud independientemente de la nacionalidad.

Ellos plantean que los tres gobiernos deberían invertir en la construcción de hospitales trinacionales en la frontera.