En un Jubileo, la Puerta Santa sirve para indicar a los fieles que pasar por la puerta de la iglesia es una actitud de acogida, de agradecimiento, de pedir perdón, de pedir nuevas gracias o saber con seguridad que van a recibir una bendición.
Desde que el papa Francisco dio inicio al Jubileo de la Misericordia a comienzos del año al abrir la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, otras miles de puertas se han ido abriendo en todo el mundo.
En San Pedro Sula nadie ha estado exento a esa celebración y cada parroquia que cruza el umbral de la catedral San Pedro Apóstol lo hace con su sello particular.
El 6 de noviembre concluirán las peregrinaciones.
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La Puerta Santa permite que una persona, en el Año Santo, gane una indulgencia plenaria si cumple con los requisitos mínimos. Los porteños se los ganaron con creces.
El obispo de la Diócesis de San Pedro Sula, Ángel Garacha Pérez, encabezó los actos litúrgicos y dio la bienvenida a los peregrinos que llegaron a la iglesia.
La peregrinación desde Puerto Cortés fue enorme.
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Llegaron personas de todas las edades, y a muchos hasta les tocó oír el mensaje del obispo sentados en el suelo porque la catedral se quedó pequeña.
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