Retrase la hora de ir a dormir del bebé

El objetivo es ayudar a los bebés a quedarse dormidos más rápidamente poniéndolos a dormir más tarde

  • 26 may 2016

Estados Unidos


Parece que unas técnicas comunes para ayudar a los bebés (y a sus padres) a dormir de noche no conllevan daños a largo plazo, según un pequeño ensayo.

El estudio evaluó dos métodos: el 'extinción gradual' (que también se conoce como 'llanto controlado') y el 'atraso de la hora de irse a la cama'.

La primera estrategia busca permitir a los bebés que se 'consuelen a sí mismos' de forma independiente, sin una intervención inmediata de parte de los padres. El segundo método retrasa la hora del bebé de irse a la cama, para ayudar a que se duerman más rápidamente.

Los investigadores encontraron que ambos métodos estimulaban que los niños se durmieran con mayor rapidez a la hora de irse a la cama. El método del llanto controlado también les ayudaba a despertarse menos veces durante la noche.

Además, ninguna de las dos técnicas pareció dañar al desarrollo emocional de los bebés, ni a la vinculación con mamá y papá, encontraron los investigadores.

Este último hallazgo es el más importante, según el doctor Marcel Deray, especialista en sueño pediátrico del Hospital Pediátrico Nicklaus en Miami.

'Sabíamos que esas técnicas funcionaban', dijo Deray, que no participó en el estudio.

Pero, añadió, los padres con frecuencia se preocupan de que el entrenamiento del sueño cause angustia al bebé y que quizá tenga consecuencias persistentes.

'Pero este estudio muestra que doce meses más tarde los bebés están perfectamente bien', comentó Deray.

A los padres les preocupa en particular el método del llanto controlado, según el líder del estudio, Michael Gradisar, psicólogo clínico de la Universidad de Flinders en Adelaida, Australia.

Con esa técnica, los padres resisten a la tentación de responder de inmediato a los llantos nocturnos del bebé, de forma que el niño pueda aprender a consolarse solo. A algunos padres les preocupa que eso provoque un daño emocional al bebé, y que tal vez cause problemas de 'vinculación' o de otro tipo a largo plazo, explicó Gradisar.

Pero, dijo, su equipo no encontró ninguna evidencia de que fuera así.

Informan sobre sus hallazgos en la edición en línea del 24 de mayo de la revista Pediatrics.

En el estudio, los investigadores asignaron al azar a los padres de 43 bebés a uno de tres grupos: un grupo que comenzó a practicar el llanto controlado, otro que comenzó a retrasar la hora de irse a la cama, y un tercer grupo de 'control' que solo recibió información sobre un sueño saludable.

Los bebés tenían entre 6 y 16 meses de edad. Según sus padres, todos tenían un 'problema del sueño'.

A los padres del grupo de llanto controlado se les ofreció un plan básico: cuando su bebé se despertaba llorando de noche, tenían que esperar un par de minutos antes de responder. Entonces, podían consolar al bebé, pero no cargarlo en brazos.

Con el tiempo, los padres poco a poco permitían que el bebé llorara más tiempo sin responder.

El atraso de la hora de irse a la cama es un método más 'suave', según Gradisar. El objetivo es ayudar a los bebés a quedarse dormidos más rápidamente poniéndolos a dormir más tarde.

Se indicó a los padres en ese grupo de estudio que retrasaran la hora de irse a la cama del bebé durante unas cuantas noches. Por ejemplo, las 7:15 p.m. en lugar de las 7:00 p.m. Si el bebé seguía teniendo problemas para quedarse dormido, podían retrasar la hora de irse a la cama 15 minutos más.

Los investigadores encontraron que tras tres meses los bebés de ambos grupos de entrenamiento del sueño se quedaban dormidos más rápidamente cuando sus padres los acostaban: entre 10 y 13 minutos más rápido, de promedio. Por otro lado, hubo poco cambio en el grupo de control.

Los bebés del grupo de llanto controlado también se despertaban de noche con menos frecuencia: un promedio de una o dos veces por noche, frente a tres veces al inicio del estudio.

En las mamás de ambos grupos, los niveles de estrés se redujeron en general en el primer mes, y no hubo evidencias de que ninguna de las dos tácticas del sueño estresara a los bebés, apuntó Gradisar.

De hecho, las muestras de saliva mostraron que los niveles de cortisol, una 'hormona del estrés', de los bebés se redujeron un poco, en comparación con los bebés del grupo de control.

El estudio tampoco halló evidencias de ningún daño persistente.

Un año tras el inicio del estudio, los niños de los tres grupos tenían tasas similares de problemas conductuales y emocionales. También mostraban una 'vinculación' similar con sus padres, que se midió durante pruebas estándar en el centro de investigación.

¿Cómo puede saber si su bebé tiene un 'problema' del sueño?

Es normal que los bebés pequeños se despierten con frecuencia, pero a los 6 meses de edad, alrededor del 80 por ciento de los bebés deberían dormir toda la noche, señaló Deray. A los 9 meses, esa cifra es del 90 por ciento, anotó.

Así que si el bebé sigue despertándose rutinariamente a esas edades, hablar con el pediatra es buena idea, según Deray. Por un lado, dijo, eso puede ayudar a detectar cualquier problema subyacente, como el reflujo crónico, en que el bebé regurgita la comida del estómago.

Si se recomienda el entrenamiento en sueño, los padres deben elegir la técnica, planteó Deray. 'Tienen que hacer algo con lo que se sientan cómodos'.